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El Templo Universal

Ya sea religión, ciencia filosófica, psicología o metafísica, todo tiene el mismo fin: «Conocimiento sobre su propia persona»  asi lo encontramos bajo el epitafio de Sócrates «Conócete a ti mismo»

Aquello que da al hombre un conocimiento de sí mismo, puede ser inspirado solamente por el Ser -y Dios es el que todo lo ES.

El hombre está sobre la tierra para quitar el velo de la ilusión a la personalidad material y dejar que la luz del espíritu transmute su naturaleza animal. Así como David, rey de Israel, dejó en las manos de su hijo Salomón la tarea que él no podía realizar, así cada generación de la familia humana hereda a la siguiente, la tarea de construir el Templo o más bien de reconstruir la Mansión de Dios -que es el Hombre.

El hombre está sobre la tierra para cumplir el propósito; construir de acuerdo con el Plan del Gran Arquitecto del Universo. El hombre nace con ojos y sólo tras largos años de penas y sufrimientos, aprende a ver claramente, en armonía con el Plan. El hombre, en verdad, nace entre las sombras de la ignorancia, pero también tiene capacidad para aprender.

Tiene voluntad, mente, corazón y manos fuertes y capaces para la Gran Obra en la vida; transformando la piedra bruta de su ser en la piedra perfecta de la fraternidad con la que construimos el verdadero Templo Humano.

¿Que más puede pedir el hombre que la oportunidad de demostrar lo que es, la idea que le inspira, la visión que le guía? Las religiones, credos, organizaciones, sociedades, clubes y logias de la tierra, son grupos de seres humanos reunidos en la tarea de aprender. La tierra es una escuela gigantesca. Estamos aquí para aprender y nuestra presencia demuestra nuestra necesidad de instrucción.

Todo miembro de la familia humana, como toda criatura viviente, está luchando por romper los asfixiantes lazos de la limitación -física, material, emocional e intelectual -que detiene a la visión espiritual y dejan a la vida un ideal.

Cada vida es un lapso de tiempo dedicado al mejoramiento. Cada segundo que pasa es una oportunidad, y son sólo los iluminados espiritualmente los que han reconocido que la vida es una oportunidad para Servir en todas sus actividades diarias, y que no se «retiran» del trabajo de construir el Templo dentro de sus personalidades humanas.
El templo es una universidad, enseñando las artes liberales y las ciencias del alma para todo el que atienda a sus palabras. Es una representación de la Infinita y Eterna Morada del Gran Arquitecto del Universo.

Sus sillas son asientos de cultura; sus pilares sostienen el arco de la educación universal, no solo en las cosas materiales, sino en las cualidades que son del Espíritu. Sobre sus muros están inscritas las sagradas verdades de todas las naciones y de todos los pueblos y sobre aquellos que se reúnen dentro de sus portales con comprensión de la UNIDAD de la Única Ley de la Vida tal como fue enseñada por los Grandes Maestros Espirituales. El Templo es, en verdad, aquello perdido por tanto tiempo, que todos han buscado durante edades; para encontrarlo, todos los Grandes Maestros Espirituales han dado indicios:

-«A menos que seais como pequeños niños, no veréis el Reino de Dios

-«El Reino de Dios está dentro de Vosotros»

-«¿Queréis conocer a Dios? Primero conoceos vosotros mismos»

-«¿Queréis amar a Dios? Primero ama a tu hermano»

-«Si un hombre dice: Amo a Dios y odia a su hermano -ese hombre miente»

El Templo de Dios es una filosofía-religiosa que no tiene ningún credo. Sus tempalrios se inclinan solo ante la Verdad Absoluto sin importarles quién la lleva; sirven a la luz en vez de discutir sobre el que la trae. En esta forma demuestran que tratan de conocer mejor a la Voluntad y a la Ley, el Propósito y el Plan del Gran Arquitecto de la Creación, visible e invisible. Ninguna religión más verdadera hay que la Camaradería Universal y la Fraternidad, con el propósito de glorificar a Dios y de construir un Templo con una actitud constructiva, positiva y noble; impersonal y unificadora.

Fuente: Joyas Espitituales