0

Todo ha valido la pena

¡Hola! 

¿Soy la única que siente que el tiempo está pasando demasiado rápido? No creo que sea solo un “sentir” sino más bien una realidad de que todo se está acelerando.

Desde ayer tengo el deseo de escribir en este Blog porque “decidí darle amor nuevamente y conectar con ustedes” y ahora al entrar me percaté de que escribí por última vez el 28 de Febrero… que locura, siento que fue hace poquito que les envíe un mensaje de que había “vuelto”.

Pues bien, acá estoy, y hoy quiero contarles sobre algo que he estado trabajando los últimos 2 años. ¿Por donde empiezo? Es una larguísima historia, un resumen rápido sería decirles que me mude de país, trabajo, empece a hacer cosas que me apasionan, a coincidir con personas que están más alineadas con lo que me gusta, a conectar con mi verdadero “YO”… y todo a fluido muy hermoso.

No crean que ha sido fácil, ni que todo ha sido risas y diversión. Nada de eso.

He pasado procesos muy fuertes, me he llevado grandes decepciones; entre tantos otros aprendizajes… pero como dicen por ahí: “TODO HA VALIDO LA PENA”

Una de esas cosas con las que he conectado es con LA MÚSICA (Que en este momento es lo que más me apasiona en la vida).

Me encanta componer, trabajar en la producción audiovisual y todo lo que va de la mano con este mundo de crear. 

Y para no hacer larga la historia, aquí les comparto mi primera canción 🤍, se llama “Mi cumpleaños” y nació gracias a una ceremonia a la que asistí hace mucho tiempo. Aunque la estrene ayer (luego abundare en eso), esta canción fue grabada hace 2 años y siento que he cambiado muchísimo desde entonces, sin embargo amo la intención, la letra y el amor con que fue concebida y he querido honrar eso. 

“Mi cumpleaños” es una canción muy dulce, que nos conecta con la gratitud. Es un canto que habla de que todos los días renacemos al despertar y debemos celebrarnos. 

Les comparto la letra y más abajo los links para que la escuchen en su plataforma favorita.

Hoy, he vuelto a nacer

una nueva vuelta 

me regala el Sol.

Hoy, he vuelto a creer

que todo es posible 

debajo del Sol.

Es mi cumpleaños, 

gracias padre, Dios.

Es mi cumpleaños, 

gracias madre

ser creador.

Hoy, quiero agradecer 

por todo en mi vida, 

familia y amigos.

Hoy, quiero desear

que sean muy felices,

y sanen su corazón.

Es mi cumpleaños, 

gracias padre, Dios.

Es mi cumpleaños, 

gracias madre

ser creador.

Es mi cumpleaños, 

gracias padre, Dios

Es mi cumpleaños, 

estar aquí 

es mi bendición.

Ustedes mi bendición

Mi tribu mi bendición 

Ustedes mi bendición

Mi tribu mi bendición 

Ustedes mi bendición.

Links para escucharla:

(Compártanme si te gusto en los comentarios)

1

¡HE VUELTO!

¡Hola! ¿Te acuerdas de mi?

Inicié este Blog en el 2009 y hoy mirando viejos apuntes me di cuenta de que han pasado 13 años desde entonces… ¡13! Wow, parece tanto tiempo y yo siento como si hubiera sido ayer. 

Sin embargo, miro atrás y puedo recordar tantas historias dulces y amargas que han ido dando forma al ser que soy hoy, que definitivamente, aunque parezca todo tan cercano, si hay bastante que contar. 

¿Cómo estoy? Estoy feliz. Muchas cosas han cambiado en mi vida y se las iré contando poco a poco a través de esta página que significa tanto para mi y por eso, a pesar de haberla abandonado hace tantos años, siempre he querido conservarla con el deseo de retomar los temas que ya les compartía y tanto disfrutábamos juntos.

Así que, en resumen, este además de un SALUDO, es un mensaje textual de que ¡HE VUELTO! y que pronto sabrán todo lo que he estado haciendo (y todo lo que estoy por hacer).

¡GRACIAS POR SEGUIR AQUÍ!

Cuéntame de ti en los comentarios ❤

1

Rumi: Un jardín más allá del paraíso


«A pesar de su genialidad y de sus logros, Rumi no se sentía completo. Le faltaba la experiencia directa de Dios, a quien los sufis consideraban su «Amado» o su «Amor». Rumi entendía el misterioso «vino» del sufismo: sabía qué aspecto tenía, cómo olía, de dónde venía, cómo prepararlo y cómo enseñárselo a los demás. Sin embargo, ¡él nunca lo había saboreado! Una tarde de 1244 todo cambió. Rumi conoció a un derviche errante llamado Shams de Tabriz. Fue Shams quien le dio a probar ese sabor divino, la experiencia directa de su propia divinidad, y la vida de Rumi nunca volvió a ser la misma. 

    Se han registrado varios relatos de este encuentro y aunque cada uno difiere en los detalles, todos coinciden al describir la conmoción que sintió Rumi y su instantáneo reconocimiento de que toda su preparación intelectual no valía nada, comparada con la experiencia de su propia alma y del «mundo invisible». 
    Un despertar, una iluminación, una fuerza divina y misteriosa había sido transferida de Shams a Rumi. Comentando este fenómeno, la erudita francesa Eva de Vitray-Meyerovitch escribe: «No se trata únicamente de la enseñanza de un método [que provoca esta transformación]… Sino de una iniciación, una transmisión; la comunicación de una fuerza espiritual, un influjo divino (baraka) que sólo puede otorgar el cabeza de un linaje [de maestros] que retrocede hasta el profeta mismo». 
    La vida de Rumi transcurrió entonces en compañía de Shams: junto a él, todas las austeridades que había realizado dieron fruto. Shams refinó su entendimiento y le reveló los misterios del universo. Pero estos días dichosos tendrían un pronto final: tras permanecer en Konya durante sólo dieciséis meses, Shams desapareció misteriosamente. 
    Ahmed Al Aflaki, un discípulo del nieto de Rumi, dio cuenta de lo siguiente: 
    «Cuando Rumi supo que Shams había desaparecido, se le rompió el corazón. Una mañana, de madrugada, se quedó dormido y soñó que Shams estaba sentado con un joven francés en una pequeña taberna a las afueras de Damasco. 
    Rumi despertó inmediatamente. Llamó a su hijo Sultan Walad y le dijo: «Ve a Damasco, a una pequeña taberna al pie de las montañas Salijiyye. Allí encontrarás a Shams jugando a los dados. Toma estas bolsas llenas de oro y plata, colócalas en sus zapatos, gíralos hacia Konya e implórale que regrese con nosotros». 
    Siguiendo fielmente las instrucciones de su padre, Sultan Walad partió hacia Damasco junto con veinte discípulos. Cuando llegaron a la taberna, encontraron a Shams tal y como Rumi lo había descrito. Sultan Walad cayó a los pies de Shams, derramó las bolsas de oro y plata en sus babuchas y le rogó, en nombre de su padre, que volviera a casa. 
Shams accedió a regresar a Konya. Tras su dichoso reencuentro con Rumi, Shams le dijo: «He recibido dos regalos de Dios: sabiduría y un corazón puro. A ti te he dado mi sabiduría y a tu hijo un corazón puro. Mil años en este camino no le otorgarían tantos méritos como los que ha recibido en este viaje a Damasco». 
    Rumi volvió a disfrutar de la compañía extática de Shams, de los largos retiros, de las noches de oración y canto. Una vez más, se sumergió por completo en el Amor. Y una vez más, con la misma premura devastadora Shams desapareció, esta vez para nunca volver. 
    Durante dos años, Rumi le buscó por todas partes, pero su esfuerzo fue en vano. Cuando regresó a Konya se sentía destrozado por el dolor. Una parte de Rumi había desaparecido con Shams. Para llenar ese vacío, Rumi comenzó a cantar, a bailar y a llenar sus días de música y poesía. 
    Pasaron los años. Shams ya no estaba, pero mediante la alquimia de este anhelo inquebrantable, Rumi descubrió su propio corazón; descubrió que Shams y él eran uno.»

Fuente: rumi.es

0

Ciclo Menstrual

  
Desde el principio de los tiempos, el ciclo menstrual femenino ha sido mal entendido y sorprendentemente temido en la mayoría de sociedades. Estas han desarrollado alrededor de la menstruación femenina una serie de mitos y tabúes bastante desconcertantes. De hecho, la palabra «tabú» viene de la palabra Tapua (Polinesia), que tiene dos significados: «sagrado» y «flujo menstrual”. Sin embargo, la palabra «menstruación» deriva de la palabra “menstruus” (latín), que significa «mensual».

Durante la Edad Media, la Iglesia Católica divulgaba y advertía sobre la naturaleza indeseable y potencialmente dañina del flujo menstrual. Según la Iglesia, la menstruación era ni más ni menos el castigo que Dios había impuesto a todas las mujeres a consecuencia del comportamiento de Eva y la tentación que ejerció sobre Adán. Durante esta época, no se permitió que la mujer aliviara el dolor durante el periodo, con el pretexto de que los calambres y el sufrimiento eran parte del plan divino.

El hecho de que muchas de las mujeres religiosas no tuvieran la menstruación durante las épocas de ayuno y abstinencia y que se extendiera esta situación entre las parroquias, propició que aquello se interpretara como un motivo más para que las mujeres que menstruaban no pudieran tomar la Sagrada Comunión. Además, las parejas debían abstenerse de tener relaciones sexuales durante aquel periodo, ya que los hijos nacerían débiles y pelirrojos, además de sufrir graves enfermedades propias de la época: la lepra, la viruela o el sarampión.

Pero también el hombre temía al flujo menstrual, ya que para él era una muestra más de la fuerza corrosiva del poder femenino. Una creencia bastante extendida fue la de que cualquier pene que entrara en contacto con la sangre femenina resultaría dañado, provocando en primer lugar impotencia y posteriormente llagas imposibles de curar. Del mismo modo, otras creencias populares llegaron a afirmar que tenía el poder de convertir vino en vinagre, hacer que la fruta cayera de los árboles, matar colmenas de abejas, provocar la rabia a los perros y hacer que los cultivos se malograsen y que las tierras se volvieran estériles. Incluso se creía que un bebé en la cuna podía resultar envenenado tan sólo por la mirada de una mujer vieja con menstruación (pre-menopáusica).

Sin embargo, la menstruación de la mujer no era más que un modo de expulsar la malignidad a través del sangrado. Así mismo, cualquier hombre buscaba un medio para eliminar su exceso de maldad a través de sangrías practicadas por los barberos. Este tipo de prácticas eran muy populares e incluso se utilizaban para curar la amenorrea (falta de menstruación) y también para el cese de los hechizos. Cuando las mujeres sufrieran de flujos menstruales muy abundantes y con el fin de reducirlos, deberían ir en busca de un sapo, luego quemarlo vivo y después depositar las cenizas atadas en una bolsa cerca de sus partes íntimas.

Varios medievalistas han afirmado que los cristianos medievales creían que también los hombres judíos menstruaban y lo hacían con los mismos dolores que la mujer. Estos se localizaban en la zona lumbar y del bajo vientre. Las referencias a descargas periódicas de sangre en el hombre se han encontrado frecuentemente en la literatura. Y, aunque quizás el origen fuera un cólico nefrítico, el fluido de sangre vertido por el pene recayó sobre los judíos como un castigo divino, del mismo modo que la ruptura del vientre de Judas cuando se ahorcó (Acts. 1:18-19), inspiró cuentos populares y fomentó la creencia de que los herejes y traidores a Cristo morían desangrados por el ano.

Pero la menstruación no fue vista sólo de manera dañina. En muchos casos, era un modo de averiguar si una mujer era fértil y, por lo tanto, apta para procrear; de saber cuándo una niña se convertía en #mujer. Hay casos aún más sorprendentes, como el de Hildegarda de Bingen, que creía que la sangre menstrual era una cura para la lepra.

Sin embargo, hablar de la menstruación, incluso en nuestros días, sigue siendo un #tabú. Aunque está claro que, posiblemente en estos momentos, una de cada cuatro mujeres en el mundo está menstruando. Por ese motivo, dedicamos este artículo a todas ellas, como signo de #feminidad y de agradecimiento a su capacidad de engendrar vida.

Por: Òc

0

Cerrando círculos

  
Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!. Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!

-Paulo Coelho