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Maestra: ¿QUÉ ES EL AMOR?

En una de las salas de un colegio había varios niños. Uno de ellos preguntó:

– Maestra… ¿qué es el amor?

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en hora de recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajesen lo que más despertase en ellos el sentimiento del amor.

Los chicos salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:

– Quiero que cada uno muestre lo que trajo consigo.

El primer alumno respondió:

– Yo traje esta flor: ¿no es linda?

Cuando llegó su turno, el segundo alumno dijo:

– Yo traje esta mariposa. Vea el colorido de sus alas: la voy a colocar en mi colección.

El tercer alumno completó:

– Yo traje este pichón de pajarito que se cayó del nido; ¿no es gracioso?

Y así los chicos, uno a uno, fueron colocando sobre el escritorio de la maestra lo que habían recogido en el patio.

Terminada la exposición, la maestra notó que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido callada durante todo el tiempo. Se sentía avergonzada porque no había traído nada.

La maestra se dirigió a ella y le preguntó:

– ¿Y vos?. ¿No has encontrado nada?

La criatura, tímidamente, respondió:

– Disculpe, señorita. Vi la flor y sentí su perfume; pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma por más tiempo. Vi también la mariposa, suave, colorida, pero parecía tan feliz que no tuve el coraje de aprisionarla. Vi también el pichoncito caído entre las hojas, pero… al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí devolverlo al nido. Por lo tanto, maestra, traigo conmigo el perfume de la flor, la sensación de libertad de la mariposa y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo podría mostrar lo que traje?

La maestra agradeció a la alumna y le dio la nota máxima, considerando que había sido la única que logró percibir que sólo podemos traer el amor en el corazón.

Autor desconocido.

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Love Actually (Realmente Amor)

El amor, el gran enredador, a todos los iguala a la hora de complicarles la vida. Los amores y las vidas de todos estos ciudadanos de Londres se mezclan y entrecruzan en el día de Navidad, con resultados románticos, divertidos y agridulces para todos los que han tenido la fortuna de enamorarse.

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Poesía de Rumi (el místico del amor)

Absolutamente hermoso

En el año 2007 se cumplieron 800 años del nacimiento de Jalal ud-Din Rumi (1207-1273), el mayor de los místicos islámicos, un extraordinario poeta del amor. Nació en Afganistán, pasó por Irán y vivió y murió en Konia, Turquía. Era un erudito profesor de teología, celoso en sus ejercicios espirituales. Todo cambió en su vida cuando se encontró con la figura misteriosa y fascinante del monje errante Shams de Tabriz. Como se dice en la tradición sufí, fue «un encuentro entre dos océanos». Ese maestro misterioso inició a Rumí en la experiencia mística del amor. Su agradecimiento fue tan grande que le dedicó todo un libro de 3.239 versos, el Divan de Shams de Tabriz. «Divan» significa colección de poemas.

La efusión del amor en Rumí es tan avasalladora que lo abraza todo: el universo, la naturaleza, las personas y sobre todo a Dios. En el fondo se trata del único movimiento de amor, que no conoce divisiones, sino que enlaza todas las cosas en una unidad última y radical tan bien expresada en el poema Yo soy Tú: «Tú, que conoces a Jalar ud-Din (nombre de Rumí), Tú , el Uno en todo, di quién soy. Di: soy Tú». O aquel otro: «De mí no queda sino el nombre; todo el resto es Él».

Esa experiencia de unión amorosa fue tan inspiradora que hizo que Rumí produjese una obra de 40 mil versos. Famosos son el Masnavi (poemas de cuño reflexivo-teológico), el Rubal-yat (canción de amor a Dios) y el ya citado Divan de Tabriz.

Propio de la experiencia místico-amorosa es la embriaguez del amor que hace del místico un «loco por Dios», como lo fue san Francisco de Asís, Santa Teresa de Ávila, Santa Xênia de Rusia y también Rumí. En un poema del Rubai’yat dice: «Hoy no estoy ebrio: soy los millares de ebrios de la tierra. Estoy loco y amo a todos los locos, hoy».

Como expresión de esta locura divina inventó la sama, la danza extática. Consiste en danzar girando sobre sí mismo y alrededor de un eje que representa al sol. Cada dzerviche –así se llaman los danzantes- se siente como un planeta girando alrededor del sol que es Dios.

Difícilmente en la historia de la mística universal encontramos poemas de amor con la inmediatez, la sensibilidad y la pasión de los poemas escritos por el musulmán Rumí. Es como una fuga de mil motivos que va y viene sin cesar. En un poema del Rubai’yat canta: «Tú, único sol, ¡ven! Sin Ti las flores se marchitan, ¡ven! Sin Ti el mundo no es sino polvo y ceniza. Este banquete y esta alegría, sin Ti quedan totalmente vacíos, ¡ven!

Uno de los más bellos poemas, por su densidad amorosa, me parece que es éste, tomado del Rubai’yat: «Tu amor vino hasta mi corazón, y se marchó feliz. Después volvió, se puso los vestidos del amor, pero, una vez más, se fue. Tímidamente le supliqué que se quedase conmigo al menos por unos días. Él se sentó junto a mí y ya se olvidó de partir»…

La mística desafía la razón analítica. La sobrepasa, porque expresa la dimensión del espíritu, aquel momento en el que el ser humano se descubre a sí mismo como parte de un Todo, como proyecto infinito y misterio abismal, inexpresable. Bien notaba el filósofo y matemático Ludwig Wittgenstein en la proposición VI de su Tractatus logico-pilosophicus: «lo inexpresable se muestra, es el místico». Y termina en la proposición VII con esta frase lapidaria: «Sobre lo que no podemos hablar, debemos callar». Es lo que hacen los místicos. Guardan un noble silencio, o cantan, como hizo Rumi, pero de un modo tal que la palabra nos conduce al silencio reverente.

Texto por: Leonardo Boff

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Regresare…

Regresare a ti mi amor

Como agua en el arollo

Como cielo estrellado

Como campo frondoso

Como aire que roza tu pelo

Como burbuja en tus sueños

pero regresare…

lo juro

 

Talvez seré una paloma que alimentes en el parque,

la llovizna que moje tu rostro,

El polvo que ensucie tu carro,

La sabana que acaricie tu cuerpo…

Tu melodia favorita,

Tu plato predilecto,

Tus palabras,

Un cuadro…

Tu inspiración.

Un sueño

Quizás lo sea todo

Y a la vez nada…

 

No importa la forma

Siempre estaré contigo

Vida tras vida

A ti volveré.

-AD

29/08/10

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Te toco sin tocarte

 

Te toco sin tocarte,

Respirando tú aroma

Miel pura del más fino néctar

Algodón dulce de nube esponjosa,

Sinfonía perdida que buscó rozar el cielo.

 

Te toco sin tocarte,

Me entrego a tus sueños

Y te abrazo con todas las fuerzas de mi alma

Te arrullo en las noches y te canto en las mañanas.

 

Te toco sin tocarte,

Porque mis anhelos están contigo,

Mis pensamientos te pertenecen muchas veces,

Y tu sonrisa me ilumina como el sol a los girasoles.

 

Te toco sin tocarte,

Porque extraño todos los besos que no me has dado

Y no cambiaria por nada las risas, las aventuras

y confidencias que como una historia solo existen en mi mente.

 

Te toco sin tocarte cada día

porque todo el tiempo estas presente,

y aunque no estas aquí físicamente

mi corazón te pertenece.

-AD