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Lluvia de estrellas Perseídas

Estas próximas dos noches viviremos el punto máximo de las Perseidas, una de las lluvias de estrellas más activas del año en el Hemisferio Norte y posiblemente la más conocida de todas ellas al coincidir ahí con la época de vacaciones, tiempo de descanso, noches cortas y, por tanto, del suficiente tiempo libre para observar el firmamento.

Surgiendo desde la región de la constelación de Perseo (de ahí su nombre), las Perseidas pueden llegar a ritmos de hasta 60-100 meteoros hora, lo que la convierte en la 3ª más intensa, y dado su altura en la Bóveda Celeste, a +58°, es en el Norte donde se pueden observar con mayor claridad, aunque es posible llegar a ver algunas en el Sur. En defintiva, una magnífica oportunidad para observar estos hermosos y fugaces fenómenos celestes, y que nadie debe perderse.

Por todo ello, seguidamente, un pequeño resumen de 10 puntos básicos que debemos saber sobre las Perseidas y su objeto «madre», allí donde nacen las partículas que después se convierten en estos brillantes fantasmas de luz.

1) Rápidas, muy rápidas: Las partículas que conforman las Perseidas se precipitan contra La Tierra a velocidades relativas extramadamente altas, alrededor de los 60 Kilómetros/Segundo, desintegrándose rápidamente a causa del calor generado por la fricción atmosférica.

2) Hijas de un gran visitante: Las Perseidas son, de hecho, producto del cometa Swift-Tuttle, proyectadas por su actividad cada vez que se acerca al Sol, cosa que hace una vez cada 133 años, y que llenan su órbita, que La Tierra cruza cada Agosto. Con un núcleo de 9.7 Kilómetro de diámetro es el mayor objeto conocido que hace repetidas aproximaciones a nuestro planeta, y su tamaño podría ser parecido al que formo el cráter del Yucatán, hace 65 Millones de años.

3) Amenaza latente: En la década de los 90 el astrónomo Brian Marsden calculo que Swift-Tuttle podría impactar contra La Tierra en un futuro, aunque nuevos calculos parecen hacer descartado esta posibilidad. Marsden estima, pero, que en el 3044 podría pasar a menos de un millón de Kilómetros de nosotros.

4) Calor en el aire: Debido a la alta velocidad con la que entran en la atmósfera, las Perseidas generan a su alrededor temperaturas de hasta 1650 Cº, lo que provoca su rápida desintegración y el resplandor que observamos, que tiene su punto máximo a unos 100 Kilómetros de altura. Los mayores, sin embargo, pueden convertirse en las espectaculares Bolas de Fuego y llegar más cerca de la superficie.

5) Swift-Tuttle y sus hermanos: Este cometa es uno de los que en el pasado, actualmente y en el futuro, siguen llegando desde el lejano Cinturón de Kiuper y el aún más lejana Nube de Oort…la mayoría permanecerán allí para siempre, pero una pequeña parte, a causa de diversas perturbaciones gravitatorias, termina precipitándose hacia el Sol. Y de ellos una parte terminan atrapados en órbitas estables y se convierten en visitantes periódicos de nuestro hogar planetario.

6) Una corriente espacial: Las partículas me mueven siguiendo la órbita del cometa…podemos imaginarlo como un río que da vueltas alrededor del Sol, aunque su densidad no es homogenea, ya que depende de lo reciente que haya sido el último paso de Swift-Tuttl. Habitualmente, incluso en sus partes más densas, puede haber una separación de hasta 100-150 Kilómetros entre ellas.

7) Enviados del amanecer: La Tierra, en su viaje alrededor del Sol, literalmente «barre» a las Perseidas mientras cruza por el río de partículas…por ello son especialmente visibles en las horas previas al amanecer, ya que en ese momento estamos mirando en la dirección del avance de nuestro planeta. Sería como las gotas de lluvia que se precipitan sobre un coche que se mueve a gran velocidad, y que desde el interior parecen golpear con más fuerza en el parabrisas delantero que no en el trasero.

8) Tiempo atrás: La última vez que Swift-Tuttl pasó cerca de La Tierra fue en 1992. La vez anterior fue en 1862, año de su descubrimiento por parte de Lewis Swift y Horace Tuttle.

9) Remontando la historia: Aunque como tal solo lo hemos visto en dos ocasiones, hemos podido remontarnos en la historia ahora tenenos sospechas que los dos vistos en 188 D.C. y 69 A.C. eran en realidad nuestro amigo Swift-Tuttle.

10) Un Resplandor en el firmamento: Se calcula que la próxima vez que se acerque a La Tierra, en 2126, será tan brillante como lo fue Hale-Bopp.

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Descubren un nuevo brazo en los confines de la Vía Láctea

Un grupo de astrónomos británicos acaba de realizar un descubrimiento extraordinario. Un nuevo brazo espiral en nuestra galaxia o, más precisamente, un enorme fragmento hasta ahora desconocido de uno de los dos brazos principales de la Vía Láctea.

Igual que sucede con otras galaxias espirales, la Vía Láctea, la galaxia en que vivimos, está formada por un gran disco central de cuyos extremos surgen dos largos brazos repletos de estrellas, polvo y gas, que se curvan alrededor de un denso y alargado núcleo central. Entre todas las clases de galaxias que existen, la nuestra es una espiral barrada.

El Sol, la Tierra y el resto del Sistema Solar se encuentran en una pequeña ramificación de uno de esos brazos, una especie de «vía muerta» justo entre Perseo y el Escudo Centauro, los dos brazos principales, a unos 25.000 años luz del centro.

Sin embargo, y debido a que estamos dentro, no resulta fácil adivinar cuál es la verdadera forma de nuestra galaxia. La Vía Láctea contiene grandes cantidades de gases y polvo que obstaculizan la visión. Por eso, por nuestra posición, no podemos tener una imagen clara del conjunto y sólo podemos ver fragmentos aislados de los brazos.

Resulta mucho más sencillo estudiar galaxias distantes, que podemos ver enteras, que la nuestra propia. Por ejemplo, conocemos con mucha más exactitud las formas de Andrómeda, nuestra vecina, a dos millones de años luz de distancia, que las de nuestro propio hogar en el espacio.

Existen, es cierto, modelos teóricos de la Vía Láctea, y muchas razones para pensar que tiene la forma de un molinillo, con dos enormes brazos repletos de estrellas. Pero no hay forma de estar absolutamente seguros. Ni tampoco de estudiar directamente los detalles.

La imagen que acompaña estas líneas (realizada por Tom Dame, uno de los descubridores del nuevo brazo), muestra la estructura básica de la Vía láctea: dos largos brazos espirales que surgen de los extremos de una gran barra central. En gris aparecen los fragmentos que aún no han podido ser detectados. Arriba, a la izquierda, el nuevo brazo recién descubierto. Las ramificaciones menores, como en la que nosotros vivimos, han sido obviadas por el científico en aras de la claridad.

Una simetría sorprendente
Por suerte para la Ciencia, y más allá de los instrumentos ópticos, los astrónomos han desarrollado otras clases de «ojos» capaces de atravesar las densas nubes de polvo que nos rodean y «ver» lo que hay más allá de ellas. Esos instrumentos no buscan luz ordinaria, sino ondas de radio. Y resulta que las moléculas de monóxido de carbono, extraordinariamente abundantes en los brazos de las galaxias espirales, son excelentes emisoras de radio y, por lo tanto, la clase de objetos que los instrumentos pueden rastrear.

Utilizando un pequeño telescopio de apenas 1,2 metros, instalado el el tejado de su laboratorio de Cambridge, los astrónomos Tom Dame y Pat Thaddeus se centraron en las emisiones de radio de las moléculas de monóxido de carbono para buscar evidencias de brazos espirales en las zonas más distantes de la Vía Láctea. Y descubrieron un nuevo y enorme brazo, con grandes concentraciones de ese gas.

Los investigadores piensan que el nuevo brazo espiral es, en realidad, el tramo final y más distante de Escudo Centauro, una de las dos ramas principales. Si se confirma, Dame y Thaddeus habrán demostrado que la Vía Láctea posee una sorprendente simetría en sus formas. El nuevo brazo, en efecto, sería la contraparte simétrica del de Perseo.

Fuente: abc.es