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EL ÁGUILA Y EL CÓNDOR VOLARÁN JUNTOS

A esta historia poderosa se la conoce como la profecía del Águila y del Cóndor. La historia dice así: Para los ancianos y los chamanes de las culturas indígenas,que viven a lo largo y ancho del subcontinente sudamericano,estamos entrando enel ciclo del quinto Pachakuti (un Pachakuti es un ciclo de 500 años).

De acuerdo con sus antiguos registros, en este tercer milenio ocurrirá la gran reunión entre la gente que es del Águila y la gente que es del Cóndor. Será una alianza de colaboración que salvará a la humanidad.

La profecía relata que al principio de la vida humana todos los seres humanos formaron un solo grupo. Con el paso del tiempo se dividieron en dos grupos. Cada grupo siguió un camino muy diferente en su desarrollo. La gente del Águila era sumamente intelectual y se orientó hacia las ciencias. La gente del Cóndor era fuertemente intuitiva y enfocó su vida en armonizarse con
la naturaleza.

En el quinto Pachakuti (en este tercer milenio), la gente del Águila habrá desarrollado un alto sentido de la estética y de sus habilidades cognitivas.Su capacidad para diseñar y construir será sorprendente. Alcanzará el cenit en los
conocimientos científicos y tecnológicos. El enorme despliegue de sus tecnologías creará milagros tecnológicos tan asombrosos que expandirán sus mentes.

Estos logros generarán una inmensa riqueza material para los líderes de su grupo. Sin embargo, su «talón de Aquiles» se encontrará en el vacío espiritual que cercará sus vidas. Su existencia peligrará.

La gente del Cóndor, la gente del corazón, del espíritu, de los sentidos, de una profunda conexión con el mundo natural, desarrollará sus habilidades intuitivas. La gente del Cóndor alcanzará un cenit poderoso en la sabiduría de sus antepasados.

Conocerá con claridad los ciclos de la Tierra y será capaz de relacionarse con los espíritus del reino animal y vegetal. Sin embargo, no sabrá cómo desenvolverse satisfactoriamente en el mundo material del águila con quien se sentirá en franca desventaja. Ese será su mayor riesgo. La incapacidad de interactuar con el mundo material pondrá en peligro su existencia.

Está claro que la cultura occidental es la gente del Aguila, y las culturas indígenas del mundo son la gente del Cóndor. La profecía recuerda que ambos grupos proceden de un origen común y deben integrar sus conocimientos para enriquecerse mutuamente. Si el águila y el cóndor vuelan juntos otra vez,
ala con ala, el mundo encontrará de nuevo su equilibrio.

Ni las águilas ni los cóndores podrán sobrevivir solos. Es necesaria la alquimia de una colaboración mutua. De esta reunión emergerá una nueva conciencia en el ser humano que honrará a la gente del águila por sus admirables logros en el campo racional. Y honrará a la gente del Cóndor por su profunda sabiduría del corazón. Juntos podrán resolver las crisis del mundo y traerán a la vida un futuro sostenible para todos.

Se dice que en el principio, el Dios del Tiempo creo el Sol y la Luna, y con ellos nacieron el Aguila y el Condor, con tal fuerza que el Aguila y el Condor hicieron que America del Norte y America del Sur se unieran formando America Central. De estas tierras salieron las primeras naciones, pasando muchos momentos dificiles, entre ellos el peor, la division de las naciones en cuatro direcciones.

Después de la división aparecieron las Profecias que buscan enseñar a las naciones los caminos para su liberación y unificación. Una de estas profecias habla del día en que la unión de las lágrimas que broten (desde los corazones) del Aguila y del Condor, sanaran las heridas y fortificarán los espíritus, los cuerpos y las mentes de los Primeros Pueblos. Los guerreros (de la Luz) repelerán las espadas de los enemigos y darán término a la opresión, la explotación y la injusticia (vicios de tercera dimensión) en nombre de la Libertad.

El Cóndor y el Aguila volarán juntos en el Centro del Mundo

«…Y llegará un día en el que el águila y el cóndor volarán juntos». Este fue el mensaje que nos legaron nuestros abuelos del Norte y del Sur. El mensaje de nuestros abuelos es un mandato en estos tiempos.

«…Después de muchas vidas yo retornare y seré millones… yo no moriré, solo me separan de este cuerpo». Así profetizó hace cinco siglos nuestro abuelo Ataw-Allipak el último Inca. En la memoria de nosotros los Cóndores Andinos está presente el Incari o celebración del anunciado retorno del Inca el venerable Ser de luz.

Las profecías de nuestro abuelos se cumplen en este tiempo, y somos los llamados para hacer que este Gran Tiempo anunciado sea de sanación,paz y reconciliación.

El abuelo Lakota Wallace Blake Elk nos anuncia:
¨ La purificación vendrá. La Gran Madre nos acunará en sus brazos y secará nuestras lágrimas y el Gran Padre caminará entre nosotros y el círculo roto de nuestros pueblos se formará de nuevo.»

EL ÁGUILA Y EL CÓNDOR

La profecía antigua cuenta que cuando el águila del norte y el cóndor del sur vuelen juntos, la Tierra va a despertar. Se ha dicho que estos seres del aire no pueden ser libres, a menos que se unan para formar un Todo en el conocimiento, en el entendimiento y en las cosas del Espíritu. El vuelo del águila y del cóndor juntos es la Senda de la Paz, de la sanación y del equilibrio.

Mitakuye Oyasin.
Gus dii dada dv ni.
Jim PathFinder Ewing (Nvnehi Awatisgi)
Anciano Espiritual y Anciano Encargado de las Ceremonias
Consejo Indígena Americano de Manataka

PROFECIAS DE LOS Q´ERO

Los Q’ero son los últimos incas – una tribu de 600 personas que buscaron refugio en alturas superiores a los 4.200 metros con el fin de escapar de los conquistadores. Durante 500 años los jefes de la tribu Q’ero han conservado una profecía sagrada sobre un gran cambio, o pachacuti, en el que el mundo daría la vuelta, y en el que la armonía y el orden se restablecerían, poniendo fin al caos y el desorden.

Los Q’ero habían vivido en sus aldeas a lo alto de los Andes, prácticamente aislados del mundo, hasta su «descubrimiento» en 1949. Ese mismo año un antropólogo, Oscar Nuñez del Prado, se encontraba en un festival en Paucartambo, un valle en las laderas este de los Andes, al sur de Perú, cuando conoció a dos indios que hablaban un fluido quechua, la lengua de los incas. La primera expedición occidental a las aldeas Q’ero tuvo lugar en 1955.

Cuatro años después, en la fiesta anual del Regreso de las Pléyades, que tiene lugar en los Andes, la congregación de 70.000 peregrinos procedentes de Sudamérica (muchos de ellos chamanes) se quedaron asombrados y la multitud se apartó para dejar que los Q’ero, sin avisar y vestidos con el emblema inca del sol, se dirigieran hacia la cumbre de la montaña para dar a conocer que el tiempo de las profecías estaba cerca. Fueron bienvenidos por los asistentes que les dijeron: «Os hemos estado esperando durante 500 años».

Recientemente, los ancianos Q’ero viajaron a Norteamérica como cumplimiento de sus profecías. En noviembre de 1996 un pequeño grupo de Q’eros, incluyendo al líder de la tribu y el jefe chamán, visitó varias ciudades de Estados Unidos, entre ellas Nueva York, donde celebraron una ceremonia privada en la Catedral de St. Juan el Divino.

El ritual chamánico no se había celebrado desde hacía 500 años. Pero en el mismo hogar de aquellos que simbolizaban los antiguos conquistadores de sus antepasados incas compartieron sus rituales y conocimiento, no sólo con los occidentales interesados en aprender sus costumbres, sino también con el deán de la gran catedral, uniendo así simbólica y espiritualmente a los dos continentes de América del Norte y del Sur.

Según una antigua profecía, este es el momento del gran encuentro llamado mastay, y la reintegración de los pueblos de los cuatro puntos cardinales. Los Q’ero están ofreciendo sus enseñanzas a Occidente, como preparación para el día en que el Aguila del Norte y el Cóndor del Sur (las Américas) vuelen juntos otra vez.

Ellos creen que munay, amor y compasión, será la fuerza guiadora de esta gran unión de los pueblos.

«Los nuevos guardianes de la tierra vendrán de occidente, y aquellos que han causado un mayor impacto en la Madre Tierra tienen ahora la responsabilidad moral de rehacer su relación con Ella, después de rehacerse a sí mismos», dijo Don Antonio Morales, un maestro chamán Q’ero. La profecía sostiene que Norteamérica proporcionará la fortaleza física, o cuerpo; Europa proporcionará el aspecto mental, o cabeza; y el corazón lo proporcionará Sudamérica.

Señales cumplidas

Cuando los españoles conquistaron a los incas hace 500 años, el último pachacuti, o gran cambio, tuvo lugar. Los Q’ero han esperado desde entonces a que ocurriera el siguiente pachacuti, cuando las cosas que quedaron al revés volvieran a su sitio y emergiera el orden del caos. Durante los últimos cinco siglos conservaron su conocimiento sagrado, y al final, en estos últimos años, se cumplieron las señales de que el gran momento del cambio estaba cerca: las lagunas de las altas montañas se han secado, el cóndor casi está extinguido y se ha descubierto el Templo Dorado, siguiendo al terremoto de 1949 que representó la ira del sol.

Las profecías son optimistas. Estas se refieren al final de los tiempos tal como nosotros lo entendemos – la muerte de una forma de pensar y de ser, el fin de una forma de relacionarse con la naturaleza y la tierra. En los próximos años, los incas esperan que emerjamos en una era dorada, un milenio dorado de paz. Las profecías también aluden a unos cambios tumultuosos en la tierra, y en nuestra psique, volviendo a definir nuestras relaciones y espiritualidad.

El próximo pachacuti, o gran cambio, ya ha empezado, y promete el emerger de un nuevo ser humano después de este período de confusión. El caos y turbación característicos de este período durarán cuatro años más, según los Q’ero. El paradigma de la civilización europea continuará desplomándose y los procederes de los pueblos de la Tierra volverán. Más importante aún, los jefes chamanes hablan de un desgarro en el mismísimo tejido del tiempo. Esto nos ofrece una oportunidad para describirnos no como lo que hemos sido en el pasado, tanto personal como colectivamente, sino como lo que estamos deviniendo.

Pachacuti también se refiere a un gran jefe inca que vivió a finales del siglo XIV. Se dice que él construyó Machu Picchu, y que fue el arquitecto de un imperio de igual tamaño que los Estados Unidos. Para los incas, Pachacuti es un prototipo espiritual – un Maestro, un luminoso fuera del tiempo. El era un Mesías, pero no en el sentido cristiano de ser el único hijo de Dios, fuera del alcance de la humanidad. Más bien se considera como un símbolo y promesa de lo que podemos llegar a convertirnos. El personifica la esencia de las profecías del pachacuti, ya que Pacha significa ‘tierra’, o ‘ tiempo’, y cuti significa «poner las cosas en su sitio». Su nombre también significa «transformador de la tierra».

Las profecías del pachacuti son conocidas en los Andes. Hay aquellos que creen que las profecías se refieren al regreso del jefe Pachacuti para derrotar a los que usurparon la tierra de los incas. El regreso de Pachacuti está teniendo lugar a nivel colectivo. «No es el regreso de un solo individuo que personifica en lo que nosotros nos estamos convirtiendo, sino un proceso de emerger que incumbe a todos los pueblos.»

Los Ritos de la Estrella

Los Q’ero han servido como guardianes de los ritos y profecías de sus antepasados incas. Las profecías no sirven de nada a menos que uno disponga de las claves, los ritos del tránsito. Los Ritos de la Estrella, o Mosoq Karpay (Los Ritos del Tiempo que ha de Venir), son cruciales para el crecimiento práctico descrito en las profecías.

La transmisión del Mosoq Karpay es la ceremonia que representa el fin de la relación que se tiene con el tiempo. Es un proceso del corazón. Este proceso de Devenir se considera más importante que las profecías mismas. Los Karpay (ritos) plantan la semilla del conocimiento, la semilla del Pachacuti, en el cuerpo luminoso del recipiente que la contiene. Depende de cada persona regarla y cuidar de la semilla para que esta crezca y florezca.

Los ritos son una transmisión del potencial; uno debe luego abrirse al destino. Los Karpays conectan a la persona con un antiguo linaje de conocimiento y poder al que no puede acceder el individuo – sólo puede ser convocado por una tribu.

En último lugar, este poder puede proporcionar el impulso para que uno haga un salto al cuerpo de un Inca, un Luminoso. (En este sentido, el Inca al cual se hace referencia es el hombre auto-realizado). Esa persona está directamente relacionada con las estrellas, el Sol Inca de la cosmología.

Estas sendas, senderos del chamán, la persona que camina con belleza y gracia en el mundo, están actualmente a disposición de todos nosotros. Necesitamos desmitificarlos y aprender a honrar y respetar nuestra Madre, la tierra, y a nuestro Padre, el sol, y los cielos – y aprender de todo y todos a nuestro alrededor, aprovechando estos ejemplos de poder para que podamos hacer un salto cuántico hacia aquello en lo que nos estamos convirtiendo, todos nosotros juntos.»

«Los Q’ero creen que las puertas entre los mundos se están abriendo otra vez – agujeros en el tiempo que podemos atravesar e ir más lejos, donde podemos explorar nuestras capacidades humanas. Recobrar nuestra naturaleza luminosa es hoy una posibilidad para todos aquellos que se atrevan a dar el salto.»

Los chamanes andinos no tienen un Buddha o un Cristo a quien seguir. Más bien dicen: «Sigue tus propias huellas. Aprende de los ríos, árboles y rocas. Honra al Cristo, el Buddha, a tus hermanos y hermanas. Honra a la Madre Tierra y al Gran Espíritu. Hónrate a ti mismo y a toda la creación.»

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La Cronica de Akakor

La Crónica de Akakor es un conjunto de relatos escritos por la tribu de los Ugha Mongulala que habitan en la selva del Amazonas en Brasil y que contiene más de 15 mil años de historia, desde la llegada de sus Dioses civilizadores hasta la década de los 70’s en nuestra época. Originalmente fueron escritos en el lenguaje de sus Maestros Antiguos (Dioses) sobre cortezas de árboles.

Los relatos fueron transmitidos en forma oral por el príncipe de la tribu de los Ugha Mongulala (tribus escogidas aliadas), Tatunca Nara, al periodista alemán Karl Brugger que se encontraba trabajando en Brasil, quien grabó todo el relato en cintas magnetofónicas y posteriormente escribió y publicó el libro en 1976.

La crónica cuenta la historia milenaria de Sudamérica desde la perspectiva de los Ugha Mongulala, la civilización más antigua de la región, revelando muchas incógnitas que la historia y la arqueología no han podido explicar a ciencia cierta hasta nuestros días, como la construcción de Tiahuanaco y Machu Picchu. Incluso la ubicación de la ciudad de Akakor de los Ugha Mongulala no ha sido encontrada debido a la inmensidad de la selva amazónica.

En forma cronológica lo primero que narra la crónica es la llegada de los Dioses o Maestros Antiguos en el 13.000 A.C. procedentes del espacio exterior, quienes seleccionaron a las tribus aborígenes en la zona del Gran Río (Amazonas) para transmitirles cultura y acabar con su salvajismo, enseñándoles a cultivar la tierra, a respetar las leyes de la naturaleza y las leyes que ellos mismos les legaron para preservar el bien común. Construyeron grandes ciudades de piedra tanto en la superficie como subterráneas, con templos para la adoración del Sol, pirámides con fines espirituales y largos túneles que atraviesan bajo tierra desde las actuales zonas de Perú y Bolivia hasta Brasil y Venezuela. Transcurridos 3 mil años desde su llegada, los Dioses regresan a su mundo, fecha que fue fijada en la cronología de la Crónica de Akakor como la Hora Cero (o el año cero, que corresponde al 10.481 A.C.).

La historia de los Ugha Mongulala logra conmover por la cantidad de adversidades que debieron pasar para sobrevivir por más de 15 mil años, tanto a catástrofes naturales, guerras contra otras tribus y contra los «Blancos Bárbaros», los conquistadores venidos desde Europa en el siglo XV y que casi lograron su extinción.

LA PROCEDENCIA DE LOS DIOSES

Los Maestros Antiguos procedían de Schwerta, un poderoso imperio formado por muchos planetas, tan numerosos que ambos mundos, el de los Maestros Antiguos y el de la misma Tierra, se encuentran el uno al otro cada 6000 años. Es entonces cuando regresan los Dioses.
Tienen la piel blanca, cuerpos agraciados, fino pelo negro azulado, barba en el labio superior y el mentón. Lo que los diferencia es que tienen 6 dedos en las manos y 6 dedos en los pies.
En cuanto a las 13 residencias subterráneas que construyeron, su plan corresponde al de la constelación de Schwerta.
La Primera ciudad que construyeron los Maestros Antiguos se llamó AKANIS (fortaleza uno) en un estrecho istmo en México, en el lugar donde los dos océanos se tocan.
[Podría tratarse de antiguas ciudades de los Olmecas, pero su relación no ha sido explicada y no se menciona nada más sobre Akanis en la crónica.]
La segunda fue AKAKOR (fortaleza dos), la ciudad de la tribu de los Ugha Mongulala, construida en el 13.000 A.C.
La tercera fue AKAHIM (fortaleza tres), construida en el año 3166 A.C., a la cual los conquistadores españoles llamaron «El Dorado» por la gran cantidad de oro con que había sido construida.
Las tres residencias terrestres de los Maestros Antiguos eran lugares prohibidos para los Ugha Mongulala:
– Salazere, en las zonas altas del Gran Río
– Tiahuanaco, sobre el Gran Lago
– Manao, en la llanura elevada del sur.
Entre el 3166 A.C. y el 2866 A.C. los Ugha Mongulala bajo el mando del dios Lhasa construyeron la ciudad de Machu Picchu en el Oeste, y la poderosa ciudad portuaria de Ofir sobre la desembocadura del Gran Río en el Este (en el 3056 A.C.).
Aproximadamente en el 2866 A.C. el hermano de Lhasa, llamado Samón, se dirigió hacia el Este para construir un imperio en el valle de un río.
[Posiblemente se trate del rey Sargón I, que construyó la ciudad de Akkad e inició una nueva era en el pueblo Sumerio, llevando la escritura y el lenguaje de los Dioses a Mesopotamia.]

DIVISIÓN DEL AÑO TERRESTRE

– Dividieron el año en 13 Lunas: Unaga, Mena, Lano, Ceros, Mens, Laime, Gisho, Manga, Klemnu, Tin, Meinos, Danama, e Ilashi.
– Cada 2 lunas de 20 días le sigue una luna doble. «Al finalizar el año, dedicamos 5 días a la veneración de los Dioses. Seguidamente celebramos nuestra fiesta sagrada más importante, el solsticio, cuando se inicia la renovación de la Naturaleza.»

LA PRIMERA GRAN CATÁSTROFE (10.468 A.C.)

«Había signos extraños en el cielo. El crepúsculo cubría la superficie de la Tierra. El sol brillaba todavía, mas una bruma grisácea, grande y poderosa, comenzaba a oscurecer la luz del día. Signos extraños se mostraban en el cielo. Las estrellas parecían piedras perezosas. Sobre las colinas se cernía una niebla venenosa. Los árboles desprendían un fuego maloliente. Un sol rojo y un sendero negro se cruzaban entre sí. Negro, rojo, las cuatro esquinas de la Tierra estaban rojas.»
«Los Servidores Escogidos estaban llenos de espanto y de terror. Ya no veían ni el Sol ni la Luna, ni las estrellas. La confusión y la oscuridad estallaban por doquier. Imágenes extrañas pasaban por sobre sus cabezas. La resina goteaba desde el cielo y, en el crepúsculo, los hombres caminaban desesperados en busca de comida. Mataron a sus propios hermanos. Olvidaron el testamento de los Dioses. La era de la sangre había comenzado.»

En el período anterior a la hora cero existía otra nación de dioses que era hostil a nuestros Maestros Antiguos. Según las imágenes del Gran Templo del Sol en Akakor, las extrañas criaturas parecían hombres. Tenían mucho pelo y eran de piel rojiza. Como los hombres, tenían cinco dedos en las manos y cinco en los pies; mas de sus espaldas crecían cabezas de serpientes, de tigres, de halcones y de otros animales… Las dos razas de dioses, comenzaron a disputar. Quemaron el mundo con calor solar y trataron de arrebatarse el poder la una a la otra.
[los mitos y textos de diferentes culturas antiguas hablan de esas dos naciones, una que habitaba en el continente de Lemuria o Tierra de Mu en el océano Pacífico y la otra en el continente de la Atlántida o Atlantis en el océano Atlántico]
«Este es el relato de cómo perecieron los hombres. ¿Qué es lo que le ocurrió a la Tierra? ¿Quién la hizo temblar? ¿Quién hizo bailar las estrellas? ¿Quién hizo salir a las aguas de las rocas? Numerosas fueron las calamidades que visitaron al hombre; varias las pruebas a las que estuvo sujeto. Hacía un frío terrible, y un viento helado soplaba sobre la Tierra; hacía un calor terrible, y las personas se quemaban con su propio aliento. Los hombres y los animales huían sobrecogidos por el pánico. Corrían desesperados de un lado a otro. Intentaban subir a los árboles, pero los árboles los rechazaban; intentaban llegar a las cavernas, pero las cavernas se desplomaban y los sepultaban. Lo que estaba abajo se puso arriba, y lo que estaba arriba se hundió en las profundidades. El sonido y la furia de los Dioses parecían no tener fin. Incluso los refugios subterráneos comenzaron a temblar.»
La forma del continente antes de la Primera Gran Catástrofe difería considerablemente de su forma actual. Era mucho más frío y la lluvia caía regularmente. Podían distinguirse con claridad los períodos de sequía y los de lluvia. Todavía no existían los grandes bosques. El Gran Río era más pequeño y afluía hacia los dos océanos. Los afluentes lo unían con el lago gigante en el que los dioses habían erigido el complejo religioso de Tiahuanaco sobre la costa del sur.
El curso de los ríos quedó alterado, y la altura de las montañas y la fuerza del sol cambiaron. Hubo continentes que quedaron inundados. Las aguas del Gran Lago retrocedieron hacia los océanos. El Gran Río fue desplazado por una nueva alineación montañosa y afluía ahora rápidamente hacia el Este. En sus orillas nacieron y crecieron enormes bosques. Un calor húmedo se extendió sobre las regiones orientales del imperio. En el Oeste, donde habían surgido unas gigantescas montañas, las personas se congelaron con el frío cerrado de las elevadas altitudes.

SEGUNDA GRAN CATÁSTROFE (3166 A.C.)

[Corresponde al Diluvio Universal que menciona la Biblia y tantos otros escritos antiguos. Según la descripción en la crónica, un objeto gigantesco, como un asteroide o meteorito, atravesó el cielo y provocó una lluvia que inundó todo el territorio. Posiblemente se trate del acercamiento del cometa Nibiru que mencionan los Sumerios]

LOS DOCUMENTOS DE LOS DIOSES

Los Maestros Antiguos dejaron documentos secretos que se guardan en el Gran Templo del Sol subterráneo. Estos se componen de grabados, de mapas y de dibujos misteriosos realizados por los Dioses y que hablan sobre la enigmática y oscura prehistoria de la Tierra.
Uno de los mapas muestra que nuestra Luna no es la primera y que tampoco es la única en la historia de la Tierra. La Luna que nosotros conocemos comenzó a acercarse a la Tierra y a girar en derredor de ella hace miles de años. En aquel entonces el mundo tenía otro aspecto. En el Oeste, allí donde los mapas de los Blancos Bárbaros solamente registran agua, existía una gran isla. Asimismo, en la parte septentrional del océano se encontraba una gigantesca masa de tierra.
Según nuestros sacerdotes, ambas quedaron sumergidas bajo una inmensa ola durante la Primera Gran Catástrofe, la de la guerra entre las dos razas divinas. Y añaden que esta guerra trajo la desolación a la Tierra y también a los mundos de Marte y de Venus, que es como los Blancos Bárbaros los llaman.
Basándose en los documentos dejados por los Dioses, nuestros sacerdotes conocen muchas de las cosas que siguen siendo desconocidas para los Blancos Bárbaros.
– Conocen las cosas más pequeñas y las más grandes, y la materia de la que todo se compone.
– Estudiaron el curso de las estrellas y las relaciones en la naturaleza.
– Exploraron las fuerzas espirituales del hombre, cómo gobernarlas y cómo aplicarlas.
– Nuestros sacerdotes han aprendido a hacer que los objetos puedan volar por el espacio, y a abrir el cuerpo del enfermo sin tocarlo.
– Saben cómo transmitir el pensamiento sin utilizar palabras. Esto les permite comunicarse con otras personas a través de las más largas distancias, no en detalle, sino que pueden transmitirse si sus corazones están alegres o tristes. Pero para esta comunicación son precisos el conocimiento del legado de los Dioses y un poder sobre las fuerzas mentales.

EL LEGADO DE LOS DIOSES

El testamento de los Dioses enseña cómo vivir y cómo morir. Afirma la existencia de una vida después de la muerte. Nos enseña cómo se crea el cuerpo, cómo se consume y cómo es constantemente modificado por el alimento. Por esta razón, el cuerpo no puede representar nuestra vida real. Nuestros sentidos dependen de nuestro cuerpo, y son albergados por él como la llama por una vela. Cuando la vela se extingue, los sentimientos de extinguen igualmente. Por tanto, tampoco los sentimientos pueden ser nuestra vida real. Dado que nuestro cuerpo y nuestros sentimientos están sujetos al tiempo, su carácter está compuesto de cambio. Y la muerte es el cambio completo. Nuestra herencia nos enseña que la muerte destruye algo de lo que en realidad podemos prescindir.
El yo real, la esencia de los humanos, la vida, está fuera del tiempo. Es inmortal. Tras la muerte del cuerpo, el yo regresa al lugar de donde provino. Así como la llama se sirve de la vela, el yo se sirve del hombre para hacer manifiesta su vida. Tras la muerte, regresa a la nada, al comienzo del tiempo, al primer comienzo del mundo. El hombre forma parte de un grande e incomprensible desarrollo cósmico que se desenvuelve y que está gobernado por una ley eterna. Nuestros Maestros Antiguos conocían dicha ley.
Así es como los Dioses nos enseñaron el secreto de la segunda vida. Ellos nos mostraron que la muerte del cuerpo es insignificante y que solamente importa la inmortalidad de la vida, liberada del tiempo y de la materia.
Las Pirámides eran símbolos de la vida y la muerte, un signo del sol, de la luz, de la vida. Hay un lugar entre la vida y la nada, que está sujeto a un tiempo diferente. Para ellos (Dioses), las pirámides suponían una conexión con la segunda vida.
«Todo existe y todo se consume. Así es como hablan los Dioses. Y así lo enseñaron a las Tribus Escogidas. Todos los hombres están sujetos a sus leyes, porque existe una relación interna entre el cielo que está arriba y la Tierra que está abajo.»

PROFECÍAS DE LOS UGHA MONGULALA

Según las profecías de los sacerdotes, en el año 12.462 (1981) sobre vendrá una tercera Gran Catástrofe que destruirá la Tierra. La catástrofe se iniciará allí donde Samón estableciera su gran imperio. En este país estallará una guerra que lentamente se irá extendiendo por toda la Tierra. Los Blancos Bárbaros se destruirán los unos a los otros con armas más brillantes que mil soles. Solamente unos pocos sobrevivirán a las grandes tempestades de fuego, y entre ellos, se encontrará el pueblo de los Ugha Mongulala que se ha refugiado en las residencias subterráneas.
«Un terrible destino le espera a la Humanidad. Una conmoción se producirá y las montañas y los valles temblarán. La sangre caerá desde el cielo y la carne del hombre se contraerá y se volverá fofa. Las personas estarán sin fuerza y sin movimiento. Perderán la razón. Ya no podrán mirar hacia atrás. Sus cuerpos se desintegrarán. Así será cómo los Blancos Bárbaros recogerán la cosecha de sus actos. El bosque se llenará de sus sombras, agitadas por el dolor y por la desesperación. Entonces regresarán los Dioses, llenos de pesar por el pueblo que olvidó su legado. Y surgirá un nuevo mundo en el que los hombres, los animales y las plantas vivirán juntos en una unión sagrada. Entonces comenzará la nueva Edad de Oro.»

Karl Brugger

Fue un periodista alemán que debió saber demasiado, pues fue asesinado «curiosamente» en 1981, no muchos años después que escribiera su célebre libro «Las crónicas de Akakor», donde se relatan hechos del todo interesantes y que podrían derribar varias creencias en torno a si somos la única humanidad, al origen del hombre americano, la posibilidad de vivir subterráneamente, etc.

LA CRONICA DE AKAKOR
(Die Chronik von Akakor)

KARL BRUGGER
Econ Verlag, Dusseldorf, 1976
Editorial Pomaire, España, 1978

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Los Indios Hopi

Los indios Hopi pertenecen al grupo de antiguos habitantes de la meseta central de los Estados Unidos. Sus costumbres y tradiciones se adentran en lo más profundo de la prehistoria, pero no en su actual emplazamiento, sino en un lejano territorio que los Hopi llamaban Kasskara, y que fue víctima de guerras y cataclismos que apunto estuvieron de exterminar a toda su raza.

De acuerdo con la tradición Hopi, la historia de la Humanidad está dividida en períodos que ellos denominan Mundos, los cuales están separados entre sí por terribles catástrofes naturales: el primer mundo sucumbió por el fuego, el segundo por el hielo y el tercero por el agua. Nuestro actual mundo, que es el cuarto según sus profecías, está tocando a su fin, y dará paso a un nuevo mundo en un futuro no muy lejano. En total, la Humanidad deberá recorrer siete periodos.

Los indios Hopi afirman, que sus antepasados fueron visitados por seres procedentes de las estrellas que se desplazaban en escudos volantes o pájaros tronantes, y dominaban el arte de cortar y transportar enormes bloques de piedra, así como de construir túneles e instalaciones subterráneas. Estos salvadores eran los katchinas (o kachinas), que significa, Sabios, ilustres y respetados.

Los katchina, lograron poner a salvo a su pueblo de uno de estos cataclismos, y de ellos aprendieron a observar las estrellas, cortar raíces, aplicar leyes y una larga lista más de actividades. Se multiplicaron como pueblo, y de ellos surgieron nuevos clanes y naciones que se extendieron por toda América. Los katchinas ayudaron a los elegidos a trasladarse a nuevas tierras.

Este hecho marcó el fin del tercer mundo y el comienzo del cuarto. La población, de acuerdo con el recuerdo tradicional de los Hopi, llegó a la nueva tierra por caminos diferentes: los seleccionados para recorrerla, inspeccionarla y prepararla, fueron llevados allí por aire, a bordo de los escudos de los katchinas. El gran resto de la población, tuvo que salvar la enorme distancia a bordo de barcas.

Es preciso aclarar que, desde el primer mundo, los humanos estaban en contacto con los katchinas. Se trataba de seres visibles, de apariencia humana, que nunca fueron tomados por Dioses, sino solamente como seres de conocimientos y potencial superiores a los del ser humano. Eran capaces de trasladarse por el aire a velocidades gigantescas, y de aterrizar en cualquier lugar. Dado que se trataba de seres corpóreos, precisaban para estos desplazamientos unos artefactos voladores que recibían diversos nombres.

Hoy en día los katchinas, ya no existen en la Tierra. Un día los katchinas les dejaron, regresaron a las estrellas y los pueblos olvidaron las enseñanzas de sus maestros. Los Hopi, como fieles seguidores de las tradiciones de sus antecesores, continúan esperando el regreso de sus maestros para cuando termine el mundo actual.

A la espera de este ansiado regreso, los Hopi han venido fabricando rigurosamente con el mismo diseño generación tras generación, unas máscaras y muñecos que al igual que sus maestros llaman katchinas. Estos muñecos portan extrañas indumentarias y cascos, así como representaciones de animales con una fuerte connotación simbólica, para resaltar el carácter individual de los verdaderos katchinas o maestros a quienes representan.

También estos muñecos son la forma idónea de que los niños jueguen, no se asusten y reconozcan a los katchina cuando estos regresen de nuevo. Según los Hopi, las primeras señales proféticas para que esto suceda, ya están apareciendo.