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Mundos internos, mundos externos

mundosinternosmundosexternosshedsennAKASHA es el campo vibratorio que conecta todo lo existente. También es conocido como el OM primordial, la música de las esferas, la red de Joyas de Indra, y muchísimos nombres mas.

Los maestros védicos de la antigüedad hablaban sobre el «Nada Brahma» es decir como el universo es vibración. La misma energía que budas, yoguis, santos, chamanes, sacerdotes, videntes y místicos han descrito al mirar en su interior.

Muchos de los grandes pensadores , que han pasado por nuestro planeta como Rumi, Pitágoras, Keppler, Leonardo Da Vinci, Einstein, y Tesla, han llegado al umbral este misterio.

Pero en la sociedad moderna la gente ha olvidado esta sabiduría antigua. Hemos perdido la conexión con nuestros mundos internos. Este equilibrio que Buda llamaba «El camino intermedio» y Aristóteles «El justo medio», es la raíz común de todas las religiones y el enlace entre nuestros mundos internos y externos.

Este documental fue creado por Daniel Schmidt presidente y director general de REM Music Publishing Ltd, quien es también productor de cine, músico y maestro de meditación. Ha estudiado budismo, taoísmo, la tradición yóguica de la India, entre otras.

Cuando Daniel llegó a percepciones meditativas, se dio cuenta de que esas mismas visiones que el tenia se descubrieron una y otra vez en las tradiciones espirituales de todo el mundo y que todas comparten un fundamento místico común.

Las tradiciones antiguas del dharma o «la verdad» fueron enseñadas gratuitamente y nunca como forma de obtener beneficio personal. Esta es una de las tantas razones por las que este documental llega de manera gratuita hasta ti…

¡¡¡Disfrútalo!!!

-Shedsenn

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El tesoro mas valioso radica en nuestro corazón (Reflexion)

Una mujer sabia que viajaba por las montañas, encontró una piedra preciosa en un arroyo.

Al día siguiente se encontró con otro viajero que estaba hambriento, y la mujer sabia abrió su bolsa para compartir su comida.

El hambriento viajero vio la piedra preciosa y le preguntó a la mujer si se la daba.

La mujer lo hizo sin dudar.

El viajero partió, alegrándose de su buena fortuna.

Él sabía que la piedra valía lo suficiente para darle seguridad por toda la vida.

Pero unos días más tarde volvió a devolverle la piedra a aquella sabia mujer.

«He estado pensando en lo que vale la piedra», dijo

«pero te la devuelvo con la esperanza de que me puedas dar algo aún más precioso. Dame lo que tienes dentro de ti que te permitió darme la piedra

-Anonimo

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El cuarto de los triques no debería de existir

En una ocasión, antes de dar inicio a mi sección diaria ‘Semillas para el espíritu’, del programa ‘Muy buenos días’, me dijo Mario el presentador:

Jaime, hay una niña discapacitada que vive con su tía en un tugurio, en condiciones infrahumanas, y necesita una silla de ruedas’.

Ese día conté el caso de esta niña y hablé de la importancia del servicio amoroso y de dar sin esperar retribución. Recuerdo haber dicho enfáticamente que aquellas cosas inutilizadas tras seis meses ya no son propias y, por lo tanto, deben darse a alguien que las necesite. Expliqué con claridad que los cuartos de triques donde se guardan cobijas, herramientas, cuadros, bicicletas, coches de niños, juguetes, etc., etc.., no deberían existir.

Al final de mi sección llamaron alrededor de 100 personas, 99 de las cuales dijeron que también necesitaban silla de ruedas, y sólo una señora ofreció una silla que podían pasar a recoger. Le dije que sería una buena idea que ella fuera con la silla al estudio de televisión para que juntos se la entregáramos a la niña, que vivía en el barrio Simón Bolívar. La señora me respondió que confiaba en mí, que no había problema en que recogieran la silla, y yo le comenté que no era cuestión de confianza sino de sentir la satisfacción de entregarla personalmente: ‘Yo quiero que usted me acompañe y experimente el placer tan grande que es dar y la felicidad que se siente al servir. Usted no tiene ni la menor idea de lo rico que es «experimentarlo». Le expliqué entonces que una cosa es conocer a fondo una manzana, su textura, su color y su forma, y otra meterle un buen mordisco y experimentar su sabor.

Después de esto, ella accedió y nos fuimos al cerro del Ahorcado, en Ciudad Bolívar, al que algunas veces la gente sube para colgarse de un árbol debido a la desesperación. El alcantarillado iba por fuera y rodaba por un canal enclavado en la pendiente. Al sentir el frío y la podredumbre del ambiente la señora quiso devolverse, pero finalmente llegamos al cuarto oscuro y denso donde se encontraba aquella criatura de doce años.

Según nos contaron, los senos incipientes de la niña estaban totalmente estropeados por los callos y las llagas, pues llevaba gran parte de su vida arrastrándose por el piso como una culebra. Al levantarla de la cama sentí un olor peor que el de las alcantarillas. Entonces la sentamos en la silla de ruedas y fuimos a dar una vuelta.

En cuanto la niña salió a la luz del sol y vio la montaña empezó a dar unas risotadas exageradas. Por un momento creí que era retrasada mental, pero lo que sucedía realmente era que nunca había salido a dar un paseo y en pleno año 2009 no había visto un camión. Continuamos nuestro paseo hasta llegar a una esquina donde nos dijeron que preparaban un asado muy rico y decidimos probar.

Mientras comíamos, la señora lloraba y lloraba. Le pregunté entonces por qué lloraba tanto y me respondió:

‘Jaime, usted no tiene la menor idea del motivo por el que estoy llorando’. Le dije que, en efecto, ella debía sentirse feliz al hacer tan buena obra por aquella niña.

Entonces me miró y me dijo con la voz entrecortada: ‘Lloro Jaime, porque tuve esta silla de ruedas en el garaje de mi casa por más de ocho años. Lloro de pensar que esta niña se arrastró como una culebra durante todos estos años, mientras esa silla se oxidaba y dañaba por falta de uso. Ella nunca pudo dar un paseo como el que está dando ahora, lloro por las oportunidades que tuve para ayudar a otros y por no haber hecho nada’.

Así pues, el dolor se produce cuando no actuamos. Espero que este mensaje sea de tu agrado y lo puedas poner en práctica en tu vida.

-Jaime Jaramillo
FUNDACION NIÑOS DE LOS ANDES

NO GUARDEMOS NADA EN EL CUARTO DE LOS TRIKES, ALGUIEN DEBE ESTAR NECESITANDOLO.

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La hermosa vista en la ventana

Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital.

A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones.

Su cama daba a la única ventana de la habitación.

El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba.

Los dos charlaban durante horas.

Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones.

Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.

El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades, colores del mundo exterior.

La ventana daba a un parque con un precioso lago.

Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas.

Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris.

Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.

El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.

Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando.

Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.

Pasaron días y semanas.

Una mañana, la enfermera de día entró con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.

Se llenó de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.

Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana.

La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.

Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo.

Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama… y se encontró con una pared blanca.

El hombre preguntó a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.

La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:

«Quizás sólo quería animarle a usted»

Es una tremenda felicidad el hacer feliz a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.

Si quiere sentirse rico, solo cuente todas las cosas que tiene y que el dinero no puede comprar.

«Hoy es un regalo, por eso se le llama el presente»