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Día mundial del Ambiente: Propuestas para un Desarrollo Sustentable

Hoy domingo 5 de junio se celebra el Día Mundial del Ambiente. La Fundación Vida Silvestre Argentina presenta 9 propuestas para alcanzar un desarrollo sustentable.

La Argentina es uno de los 10 países que totalizan más del 60% de la capacidad mundial de producir recursos y servicios ambientales (Informe Planeta Vivo 2010, WWF). En 2009, las principales actividades agropecuarias argentinas generaron $ 330 mil millones, un 30% del PBI (INDEC, 2009). “Este número refleja el importante valor que tienen los recursos naturales en la economía de nuestro país y en el contexto del comercio mundial. Por ello, vemos fundamental empezar a debatir acerca de su uso responsable si pretendemos aprovechar la oportunidad que tenemos de lograr un verdadero desarrollo sustentable de nuestro país”, sostiene Diego Moreno, Director General de la Fundación Vida Silvestre Argentina.

El debate se hace cada vez más inminente dada la degradación en la que se encuentran los recursos naturales argentinos: la desertificación afecta al 75% de las tierras productivas, con 60 millones de hectáreas con procesos erosivos de moderados a graves; 5 de las 10 principales pesqueras del Mar Argentino están sobreexplotadas y en riesgo de colapsar. El stock reproductivo de la merluza común, por ejemplo, se redujo un 80% en los últimos 20 años, lo que arriesga 20 mil puestos de trabajo; el 89% de la matriz energética depende del petróleo y el gas, cuyas reservas se están agotando; y sólo el 7,7% del territorio terrestre y el 1,18% del marino están protegidos con parques nacionales, reservas provinciales y reservas privadas, muy lejos del 17% que se acordó proteger en ll Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU, al que la Argentina suscribió.

En este contexto, y en las vísperas de la próxima elección presidencial, Vida Silvestre acerca en el Día Mundial del Medio Ambiente, 9 propuestas de políticas públicas – que se detallan a continuación- y que intentan servir de insumo para diseñar una política de Estado que nos permita lograr un desarrollo basado en el uso responsable de nuestros recursos naturales.

(1) Jerarquizar la temática ambiental en la agenda de gobierno. Dotar a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de peso político y presupuesto, y concentrar en ella las facultades de contralor de las actividades productivas con incidencia directa sobre los recursos naturales renovables.

(2) Incluir los costos ambientales en las cuentas nacionales. Una estrategia concreta para integrar el capital natural como variable macroeconómica en la Argentina, y el paso previo a la internalización de los costos ambientales en las actividades productivas del sector privado.

(3) Diversificar la matriz energética a través de la inversión en energías limpias para alcanzar un 15% de participación en 2020, y la aplicación de políticas de eficiencia que apunten a reducir el consumo innecesario de energía en, al menos, un 20% para 2020.

(4) Promover una política de Estado que planifique estratégicamente el uso del territorio: consolidar la implementación de la Ley de Bosques (26.331) e impulsar el desarrollo de procesos similares en otras regiones como, los pastizales y el Mar Argentino, alineando la legislación vigente para lograr un plan de desarrollo territorial integral.

(5) Proteger el 17% de la superficie terrestre y el 10% de la marina a partir del fortalecimiento del Sistema Federal de Áreas Protegidas (SIFAP) y de la promoción de una ley de presupuestos mínimos, que fije estándares y políticas comunes entre diferentes jurisdicciones, al mismo tiempo que asegure los recursos para su implementación.

(6) Promover el desarrollo de buenas prácticas ambientales en el sector privado: adoptar los criterios del Pacto Global del PNUD e incentivar la adopción de mecanismos de certificación específicos en los sectores de agricultura, ganadería, actividad forestal e industrial a lo largo de todas las cadenas claves de producción de bienes y servicios, distribución y consumo.

(7) Impulsar un manejo pesquero sustentable a través de la planificación del uso de los recursos marinos, la reconversión y modernización del sector, y la inversión en investigación y monitoreo de las pesquerías del Mar Argentino.

(8) Implementar el Programa de Políticas Públicas para la gestión de la Cuenca Matanza-Riachuelo establecido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, e impulsar acciones de gestión integrada en otras cuencas hídricas relevantes.

(9) Promover una cultura basada en el uso sustentable de los recursos naturales a partir de la incorporación con mayor peso de los temas ambientales y de desarrollo sustentable en la currícula educativa de los distintos niveles.

Las propuestas elaboradas por Vida Silvestre forman parte de Agenda Presidencial, un proyecto del Centro de Implementación para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), cuyo objetivo es mejorar el debate electoral y las políticas públicas clave del país.

Para ver el documento completo: http://assets.wwfar.panda.org/downloads/memo_desarrollo_sustentable___agenda_presidencial___cippec_2011.pdf

Fuente: http://vidasilvestre.org.ar/

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Científicos descubren cómo hacer que los árboles emitan luz para iluminar las calles

Inyectar nanopartículas de oro en las hojas de la planta Bacopa caroliniana hace que estas desprendan luz roja

El invento podría permitir reducir costes en electricidad, emisiones de CO2 y la contaminación lumínica del alumbrado público

 

Árboles que emite luz natural. Esto es lo que han descubierto por accidente científicos taiwaneses. Buscaban crear una luz tan eficiente como las LED sin el tóxico que estas necesitan.

Experimentaron con nanopartículas de oro. Las insertaron en las hojas de la planta Bacopa caroliniana y el resultado fue sorprendente. La clorofila que la forma produjo la emisión de una luz roja.

RSCPublishing cuenta en Nanoparticles make leaves glow que el invento podría servir para sustituir el alumbrado público que utilizamos en las ciudades modernas por árboles.

Reduciría la contaminación lumínica y los costes de luz al no tener que utilizar farolas eléctricas. Las emisiones de CO2 también bajarían. Al emitir luz las propias ojas del árbol se produciría el proceso de fotosíntesis que ayudaría a capturar más CO2.

Krishnay Ray, experto en nanotecnología de la Universidad de Meryland (EEUU), para RSCPublishing:

«La forma en la que los investigadores introducen estas nanopartículas de oro en plantas vivas es impresionante. Una optimización y puesta a punto adecuadas podría suponer un aumento de la bioluminiscencia.»

Fuente: Periodista Digital

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La niña que silencio al mundo por casi 7 minutos

Severn Cullis-Suzuki nació y se crió en Vancouver, Canadá. A los diez años (mientras asistía a la escuela primaria) fundó la Organización Infantil del Medio Ambiente (Environmental Children’s Organization – ECO), un grupo de niños dedicados a enseñar a otros jóvenes diversos temas sobre medio ambiente. En 1992, a la edad de 13 años, Suzuki-Cullis recaudó dinero con los miembros de la ECO para asistir a la Cumbre de Medio Ambiente y Desarrollo «The Earth Summit», celebrada por la ONU en Río de Janeiro. Junto con los miembros del grupo (Michelle Quigg, Vanessa Suttie y Morgan Geisler), Cullis-Suzuki presentó en dicha conferencia, ante los representantes de la ONU, un discurso conteniendo cuestiones ambientales desde la perspectiva de los jóvenes, donde luego de su lectura por ella misma fue aplaudida. En 1993 fue reconocida en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente “Global 500 Roll of Honour”. En 1993, Doubleday publicó su libro Decirle al mundo, 32 páginas de medidas ambientales para las familias. En 2001 se graduó en la Universidad de Yale con una Licenciatura en Ecología y Biología Evolutiva. En 2003 se inscribió en un curso de postgrado en la Universidad de Victoria para estudiar Etnobotánica con Nancy Turner.

Video:

 

Discurso:

Hola, soy Severn Suzuki y represento a ECO (Environmental Children’s Organization). Somos un grupo de niños de 12 y 13 años de Canadá intentando lograr un cambio: Vanessa Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg y yo. Recaudamos nosotros mismos el dinero para venir aquí, a cinco mil millas, para decirles a ustedes, adultos, que deben cambiar su forma de actuar. Al venir aquí hoy, no tengo segundas intenciones. Lucho por mi futuro.

Perder mi futuro no es como perder unas elecciones o unos puntos en el mercado de valores. Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones por venir. Estoy aquí para hablar en defensa de los niños hambrientos del mundo cuyos lloros siguen sin oírse. Estoy aquí para hablar por los incontables animales que mueren en este planeta porque no les queda ningún lugar adonde ir. No podemos soportar no ser oídos.

Tengo miedo de tomar el sol debido a los agujeros en la capa de ozono. Tengo miedo de respirar el aire porque no sé qué sustancias químicas hay en él. Solía ir a pescar en Vancouver, mi hogar, con mi padre, hasta que hace unos años encontramos un pez con cáncer. Y ahora oímos que los animales y las plantas se extinguen cada día, y desaparecen para siempre.

Durante mi vida, he soñado con ver las grandes manadas de animales salvajes y las junglas y bosques repletos de pájaros y mariposas, pero ahora me pregunto si existirán siquiera para que mis hijos los vean.

¿Tuvieron que preguntarse ustedes estas cosas cuando tenían mi edad?

Todo esto ocurre ante nuestros ojos, y seguimos actuando como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones. Soy sólo una niña y no tengo soluciones, pero quiero que se den cuenta: ustedes tampoco las tienen.

No saben cómo arreglar los agujeros en nuestra capa de ozono. No saben cómo devolver los salmones a aguas no contaminadas. No saben cómo resucitar un animal extinto. Y no pueden recuperar los bosques que antes crecían donde ahora hay desiertos.

Si no saben cómo arreglarlo, por favor, dejen de estropearlo.

Aquí, ustedes son seguramente delegados de gobiernos, gente de negocios, organizadores, reporteros o políticos, pero en realidad son madres y padres, hermanas y hermanos, tías y tíos, y todos ustedes son hijos.

Aún soy sólo una niña, y sé que todos somos parte de una familia formada por cinco mil millones de miembros, treinta millones de especies, y todos compartimos el mismo aire, agua y tierra. Las fronteras y los gobiernos nunca cambiarán eso.

Aún soy sólo una niña, y sé que todos estamos juntos en esto, y debemos actuar como un único mundo tras un único objetivo.

Aunque estoy enfadada, no estoy ciega, y, aunque tengo miedo, no me asusta decirle al mundo cómo me siento.

En mi país derrochamos tanto… Compramos y desechamos, compramos y desechamos, y aún así, los países del Norte no comparten con los necesitados. Incluso teniendo más que suficiente, tenemos miedo de perder nuestras riquezas si las compartimos.

En Canadá vivimos una vida privilegiada, plena de comida, agua y protección. Tenemos relojes, bicicletas, ordenadores y televisión.

Hace dos días, aquí en Brasil, nos sorprendimos cuando pasamos algún tiempo con unos niños que viven en la calle. Y uno de ellos nos dijo: “Desearía ser rico, y si lo fuera, daría a todos los niños de la calle comida, ropa, medicinas, un hogar, amor y afecto”.

Si un niño de la calle que no tiene nada está deseoso de compartir, ¿por qué nosotros, que lo tenemos todo, somos tan codiciosos?

No puedo dejar de pensar que esos niños tienen mi edad, que el lugar donde naces marca una diferencia tremenda. Yo podría ser uno de esos niños que viven en las favelas de Río; podría ser un niño muriéndose de hambre en Somalia; un niño víctima de la guerra en Oriente Medio, o un mendigo en la India.

Aún soy sólo una niña, y sé que si todo el dinero que se gasta en guerras se utilizara para acabar con la pobreza y buscar soluciones medioambientales, la Tierra sería un lugar maravilloso.

En la escuela, incluso en el jardín de infancia, nos enseñan a comportarnos en el mundo. Ustedes nos enseñan a no pelear con otros, a arreglar las cosas, a respetarnos, a enmendar nuestras acciones, a no herir a otras criaturas, a compartir y a no ser codiciosos.

Entonces, ¿por qué fuera de casa se dedican a hacer las cosas que nos dicen que no hagamos?

No olviden por qué asisten a estas conferencias: lo hacen porque nosotros somos sus hijos. Están decidiendo el tipo de mundo en el que creceremos. Los padres deberían poder confortar a sus hijos diciendo: “todo va a salir bien”, “esto no es el fin del mundo” y “lo estamos haciendo lo mejor que podemos”.

Pero no creo que puedan decirnos eso nunca más. ¿Estamos siquiera en su lista de prioridades? Mi padre siempre dice: “Eres lo que haces, no lo que dices”.

Bueno, lo que ustedes hacen me hace llorar por las noches. Ustedes, adultos, dicen que nos quieren. Los desafío: por favor, hagan que sus acciones reflejen sus palabras.

Gracias.

Fuente: Wikipedia