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Impresionantes imágenes de una aurora austral

Una gigantesca y fantasmal sábana verde que cubre la Tierra. Astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) han captado unas impresionantes imágenes de una aurora austral desde una perspectiva única, a 360 kilómetros sobre nuestro planeta, al tiempo que la plataforma orbital sobrevolaba el este de Australia y Nueva Zelanda durante la noche del 11 de septiembre. El vídeo muestra una sinuosa cinta verde, con toques ocasionales de rojo cerca de su límite superior, que varía en apariencia, anchura y espesor a medida que la ISS avanza sobre ella. También puede observarse la curvatura de la Tierra.

Al igual que su homóloga en el hemisferio norte -la aurora boreal-, la aurora austral se produce cuando los iones del viento solar chocan con los átomos de oxígeno y nitrógeno en la atmósfera superior. Los átomos excitados por estas colisiones emiten la luz, ya que vuelven a su nivel original de energía, y crean una aurora visible. El color más comúnmente observado en la aurora es el verde, causado por la luz emitida por los átomos de oxígeno en longitudes de onda de 0,558 micrómetros. El rojo se genera por la luz emitida en una longitud de onda más larga (0,630 micrómetros), y otros colores como el azul y el morado también se observan ocasionalmente.

Un horizonte dorado

El vídeo fue realizado a partir de una secuencia de imágenes fijas tomadas por los astronautas. Una densa cubierta de nubes oculta la Tierra y la superficie del mar durante gran parte de la grabación, por eso aparece todo blanco. La curvatura de la superficie de la Tierra también es visible en el vídeo. La delgada línea de color amarillo-oro por encima es un resplandor causado por la liberación de energía de los átomos y las moléculas en la alta atmósfera. El sentido del movimiento de la ISS se ve acentuado por el cambio de campo de estrellas en el fondo y la rotación de un panel solar de la estación en la parte derecha de la imagen.

La NASA anima a los astronautas a tomar fotografías de la Tierra por su gran valor para los científicos y el público en general. Muchas de estas maravillosas imágenes están disponibles gratuitamente en internet.

Fuente: ABC

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¿Imágenes de Elenin obtenidas desde el Artico?

Se ha producido un acontecimiento extraño en el cielo sobre el Ártico. Aparece un objeto desconocido y parece estar rodeada por ¡un escudo tetraédrico!

El objeto es similar al difundido en esta web en el informe Últimas y contradictorias noticias del cometa Elenin en donde dábamos a conocer unas imágenes del cometa elenin protegido por un tetraedro.

El siguiente vídeo en la parte inferior del articulo se muestra el objeto extraño sobre el Ártico.

Fuente: http://www.youtube.com/user/BeePeeOilDisaster  y Ovnis Ultima Hora

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Actualmente en la magnetosfera la tormenta solar del 8 de septiembre

En estos momentos, está llegando a la magnetosfera, la segunda CME correspondiente a la tormenta solar del pasado día 8 de septiembre.

El diagrama de la Magnetosfera es el siguiente en tiempo real.

La actualización se verifica cada 15 minutos desde el enlace de la foto.

Los últimos datos de actividad solar acumulada son los siguientes:

Puede observarse que desde el día 6 de septiembre, la actividad solar es elevada.

En este momento el diagrama TEC F2, muestra las zonas donde se está produciendo la mayor absorción.

El diagrama de actividad Geomagnética por Flujo de partículas y tasa de absorción de la Magnetosfera es el siguiente:

Respecto a las zonas de absorción de la tormenta, tenemos:

Y el diagrama agregado en tiempo real, es el siguiente:

Los mayores picos de impacto han estado entre las 0:00 horas del día 9 y las 16:00 del día 10.

El Reporting dado por el SIDC , cataloga las tormentas en M 1.1 y M1.2, con picos de protones. Seguidamente enlazamos con el ISES Regional Warning Center Brussels

El sol en este momento está presentando una actividad menos activa que los dias anteriores, y se espera un incremento de picos de Tormentas M para los próximos días. La imagen del SWAP es la siguiente en tiempo real.

Respecto a la actividad de las manchas solares tenemos la siguiente situación:

Pueden ver aquí una simulación dinámica en tiempo real de la magnetopausa.

Riesgo sísmico en las zonas del mapa marcadas por líneas grises y verdes para las próximas horas:

Destacar un reciente terremoto en Holanda de M4.5 y otro en Vancouver Canadá M6.7

Saquen sus propias conclusiones.

Fuente: StarviewerTeam y youtube

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Satélite robótico para recoger basura espacial

El pasado mes de junio los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) tuvieron que desalojar la plataforma orbital y refugiarse en las naves Soyuz ante la amenaza de chocar con un objeto que se aproximaba. Se trataba de uno de los miles de restos de cohetes y satélites inutilizados que se mueven por la órbita terrestre. Cuando la alerta llegó, estaba demasiado cerca para poder maniobrar y corregir la órbita de la ISS, como suele hacerse cuando existe riesgo de colisión con algún objeto, de modo que se optó por evacuar la plataforma.

La basura espacial se está convirtiendo en un serio problema para el que las agencias espaciales y los gobiernos aún no tienen solución. El científico italiano Marco M. Castronuovo acaba de proponer un nuevo sistema basado en un satélite dotado de brazos robóticos que permitiría atrapar los fragmentos más peligrosos y llevarlos a una órbita más baja para que se destruyan con el roce con la atmósfera.

El sistema funcionaría de la siguiente manera: cuando el satélite se encuentra con su objetivo, se acopla a él por medio de un brazo robótico. Un segundo brazo coloca en el objeto uno de los cinco equipos propulsores que lleva el satélite. Después, el objeto se libera y el propulsor se activa para conducirlo a una órbita más baja, donde se destruirá cuando entre en contacto con la atmósfera. Una vez cumplida su misión, el satélite se dirige hasta su próximo objetivo para repetir la operación. Cuando haya utilizado los cinco equipos propulsores, el satélite irá al encuentro de una estación de recarga en órbita. Por medio de su brazo robótico se abastecerá de nuevos equipos propulsores y volverá al trabajo.

Según el proyecto de Marco M. Castronuovo, con este sistema sería posible eliminar cinco objetos peligrosos cada año. En los siete años de vida operativa que tendría el satélite, por tanto, podría recoger 35 de los restos de chatarra espacial considerados más peligrosos.

Aunque Castronuovo trabaja en la Agencia Espacial italiana (ASI), esta investigación, publicada en ‘Acta Astronautica’, se enmarca dentro de un proyecto de la Universidad Técnica de Delft (Holanda) en el que participan profesionales de 12 países y en el que la agencia italiana no está involucrada.

300 objetos peligrosos

Desde que se lanzó el Sputnik en 1957 el número de objetos que circulan por el espacio ha ido creciendo de forma espectacular. Para entender la gravedad basta dar una cifra: de los más de 15.000 objetos que los radares y telescopios han contabilizado en la órbita terrestre, sólo un 6% son satélites en activo. Aunque muchos son de pequeño tamaño, alrededor de 300 son lo suficientemente grandes para representar un peligro.

«En los últimos años se han hecho varios estudios sobre posibles técnicas para eliminar basura espacial (por ejemplo, utilizando el impulso de cables conductores atravesados por electricidad o el frenado mediante sistemas que aumentan la resistencia aerodinámica) pero ninguno de ellos ha sido probado», explica Marco Castronuovo.

Un problema de difícil solución

El investigador subraya que se trata de un problema muy complejo, tanto desde el punto de vista técnico como político y legal, a lo que se añade el alto coste económico: «¿Quién va a pagar por una tecnología así si no tiene ganancia económica?», se pregunta

«Técnicamente se necesitan muchas maniobras en órbita para alcanzar los objetos, para desplazarse hasta el siguiente y para bajar cada uno de ellos (la manera más fácil de eliminarlos es bajarlos para que se quemen por el roce en la atmósfera)», explica.

Para lograrlo es necesario un gran impulso, que puede lograrse mediante la propulsión química (la tradicional de los cohetes, para la que es necesaria mucho carburante y por tanto, una fuerte inversión) o bien sistemas de propulsión alternativos (cables conductores de electricidad o propulsión eléctrica). «Cada método tiene sus desventajas», afirma.

Las lagunas legales y las rencillas políticas también complican encontrar una solución: «No hay leyes que obliguen a los países ni a los propietarios de los objetos a retirarlos del espacio una vez que terminen su vida operativa. Aunque hay regulaciones de la ONU para los nuevos lanzamientos, son voluntarios y algunos países, como China y Rusia no quieren que se toque sus objetos», añade Castronuovo.

Por ello, este proyecto no sólo contempla cómo efectuar una misión de este tipo, sino también cómo llevarla a cabo de manera que pueda ser rentable y evite los problemas legales y políticos. Es decir, que resuelva el problema en todos sus aspectos.

Además, desde que se presentó este trabajo y se demostró la viabilidad técnica de la misión, el proyecto ha ido adelante y se han encontrado soluciones mejores: «Al final hemos considerado una flotilla de 24 satélites en 20 años», explica.

Respecto al presupuesto necesario para llevar a cabo un proyecto de estas características, con diversas fases y varios años de implantación, el científico italiano calcula que el coste del desarrollo rondaría los 140 millones de euros. El lanzamiento y el seguro sumarían otros 21 millones. Una vez que esté implantado, cada satélite costaría 38 millones de euros, a lo que habría que añadir el coste de las operaciones.

Peligro para los satélites

Castronuovo considera que los gobiernos y las agencias espaciales no están afrontando este problema de manera adecuada: «Y no sólo es mi opinión, sino también la de la mayoría de los expertos que hemos entrevistado con cuestionarios en la Conferencia internacional NASA-DARPA sobre basura espacial orbital celebrada en 2009 en Chantilly (EEUU)».

Y es que la chatarra espacial no sólo representa una amenaza para los astronautas, sino también para los costosos satélites de observación y para los sistemas de telecomunicaciones: «Si no se actúa rápidamente no se podrá evitar la reacción en cadena denominada ‘Kessler Syndrome’ (síndrome Kessler). Su nombre se debe al científico de la NASA que por primera vez previó que las colisiones en órbita producirían más y más fragmentos, que se convertirían en nuevos proyectiles.

Como consecuencia de ello, dentro de unas décadas algunas de las órbitas más utilizadas para la observación de la Tierra (las órbitas helio-síncronas, a unos 700-800 Kilómetros de altura) quedarán inutilizables por la cantidad de fragmentos grandes, y sobre todo, pequeños objetos que causarían inevitablemente impactos y la destrucción de los satélites», explica el investigador.

Si el proyecto de Castronuovo sale adelante, el primer satélite podría ser lanzado en 2016: «La tarea de eliminar los 300 objetos más peligrosos se completaría 20 años después», asegura.

Fuente: ElMundo

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Universos paralelos, ¿existe alguna señal?

La idea de que existen más universos además del nuestro, el que conocemos, es una mina sin fin para la ciencia ficción, pero también un supuesto de trabajo en la cosmología, la física y la astronomía. Los defensores de esta teoría llamada «multiverso» sostienen que nuestro cosmos está contenido en una especie de burbuja y que, al mismo tiempo, existen múltiples universos alternativos dentro de sus propias burbujas. Pero, ¿hay alguna señal de que una realidad paralela sea posible? Por primera vez, un equipo de científicos británicos y canadienses intenta poner a prueba esta hipótesis. Su investigación aparece publicada en las revistas Physical Review Letters y Physical Review D.

Los físicos del University College (UCL) y del Imperial College de Londres y del Instituto Perimeter de Física Teórica en Ontario (Canadá) buscan patrones en forma de disco en la radiación del fondo de microondas cósmico, la reliquia de la radiación térmica dejada por el Big Bang, que podría proporcionar la evidencia de colisiones entre otros universos y el nuestro.

Muchas teorías modernas de la física fundamental predicen que nuestro universo se encuentra dentro de una burbuja. Además de nuestra burbuja, el multiverso puede contener otras, cada una de las cuales guarda a su vez su propio universo. Por si esto fuera poco asombroso, los otros universos no tienen por qué tener las mismas leyes básicas de la física ni las mismas constantes fundamentales.

Hasta ahora, nadie ha sido capaz de encontrar una forma de buscar de manera eficiente señales de colisiones entre universos burbuja en la radiación del fondo cósmico de microondas, ya que estos patrones pueden situarse en cualquier lugar el cielo. Además, aunque se encontraran esas marcas, podrían ser simplemente ruido, algo aleatorio fruto del azar. «Es un problema estadístico y computacional muy duro», reconoce Hiranya Peiris, investigador del UCL.

Evitar la «cara de Marte»
El equipo ha llevado a cabo simulaciones de qué aspecto tendría el cielo con y sin colisiones cósmicas y ha desarrollado un innovador algoritmo para determinar cuál encaja mejor con la gran cantidad de datos del fondo cósmico de microondas tomados por la sonda WMAP de la NASA. «El trabajo representa una oportunidad de poner a prueba una teoría que es realmente asombrosa: Que vivimos en un extenso multiverso, donde aparecen constantemente otros universos», dice Stephen Feeney, otro de los investigadores.

Uno de los muchos dilemas a los que se enfrentan los físicos es que los seres humanos tenemos una gran facilidad para encontrar patrones que en realidad no son más que una mera coincidencia, como por ejemplo la famosa «cara de Marte». Por ese motivo, el algoritmo obedece a unas reglas muy estrictas, para que no haya equívocos.

De momento, los científicos creen que los primeros resultados no son lo suficientemente concluyentes para descartar o aceptar la existencia de un multiverso. Sin embargo, confían en que los nuevos datos obtenidos por el satélite Planck de la Agencia Espacial Europea (ESA) ayuden a resolver el misterio.