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«Trompetas apocalípticas suenan a pleno pulmón»- Ángel Ruiz Cediel

Ángel Ruiz Cediel es columnista en el periódico digital Diario SIGLO XXI, suele escribir artículos de opinión sobre los mas variados temas de actualidad que mas preocupan a la opinión pública, todo muy lógico y normal, como ocurre en tantos diarios del mundo. En un artículo reciente, el peso de la evidencia a salido de su pluma, para contarnos sus inquietudes sobre el cometa Elenin, merece mucho la pena a tener encuenta las inquietudes que transmite, pues Ángel Ruiz no me parece que responda a un perfil de los llamados «conspiranoico», ni creo que suela hablar de estos temas.

Las trompetas apocalípticas suenan a todo pulmón, y nadie es capaz de dilucidar con datos en la mano cuánto de verdad o no hay en todo esto. La cuestión es que el próximo martes, día 27, se producirá una supuesta alineación entre el cometa Elenin (o sus restos, ya que la NASA informó de que se había autodestruido hace unos días al alcanzar el perihelio), el Sol y la Tierra, y no faltan las voces, más o menos cualificadas, que vinculan este tipo de alineaciones cósmicas con fenómenos catastróficos en la Tierra, generalmente en forma de terremotos –casual o no, demostrado está-, tal y como sucediera antes cuando se alineó este cometa con el Sol y la Tierra, produciéndose los archiconocidos grandes terremotos de los últimos meses (Haití, Chile, Nueva Zelanda, Japón, etc.).

La NASA ha emitido recientemente varios recientes comunicados informando no sólo de la destrucción o fragmentación de este, para ella, insignificante comenta, al cual le llegaron a mensurar en apenas unos kilómetros de diámetro, sino también de la inutilidad del pánico que está experimentando una buena parte de la población de medio mundo (el tecnológico y habitual en la Red), debido a la imposibilidad física de que esta bola de hielo sucio pueda afectar de ninguna manera al planeta y, mucho menos, producirle daños apocalípticos. Dicho pronto: lo califica de paranoia. Y tal vez tenga razón.

El problema de la NASA, la única organización científica con recursos serios o suficientes como para informarnos de lo que sucede en el exterior de nuestro planeta, sean amenazas o descubrimientos maravillosos, es que es militar y pertenece al ejército más mentiroso del planeta. Cuestión esta última que comparte al cien por cien con la clase política que nos domina y con los enormes grandes capitales que controlan y dirigen el mundo, quienes mienten sistemáticamente incluso cuando dicen la verdad. El problema de muchos, casi todos los que se temen algo dramático para los próximos días, no es lo que dicen las autoridades políticas o científicas de los aparatos del sistema dominante, sino precisamente lo que callan, lo que ocultan.

«…lo que dice la NASA o los gobiernos no coincide con lo que se está observando.»


Dando por cierta la premisa que las autoridades siempre mienten, además que es obvio que si fuera a producirse una catástrofe más o menos global jamás alertarían a la población sino que procurarían salvarse a sí mismos, es natural que la ciudadanía, aunando observaciones, pareceres y conocimientos, trate de ser autosuficiente e inferir qué está pasando en realidad, especialmente por cuanto lo que dice la NASA o los gobiernos no coincide con lo que se está observando.

Desde el principio he sostenido que Elenin, aun existiendo, era nada más que una falsa bandera, una mentira blanca o una forma de desviar la atención de la población del foco de los intereses de la elite, no sólo por la imposibilidad física de que se pudiera detectar y/o medir un cometa semejante a casi setecientos millones de kilómetros, que tenía un brillo ciento cincuenta mil veces inferior a lo detectable por el ojo humano y que, para colmo, había sido realizado este prodigio con un telescopio remoto de alquiler poco menos que de juguete, sino porque tanto el nombre como sus datos generales (fecha de perihelio, alineaciones, etc.), eran sospechosamente coincidentes con efemérides políticas de primera magnitud muy anteriores al supuesto descubrimiento. Nada creíble, en fin, al menos para mí.

Con autoridades profundamente mentirosas (por nuestro bien, supongo), la información secuestrada en unas cuantas manos muy poderosas, la capacidad científica de observación en manos del Army y con falsas banderas como Elenin, uno no puede sino, cuando menos, poner en cuarentena la información “oficial” recibida, observar los movimientos que se verifican en el escenario y tratar de colegir lo que puede ser que esté pasando en realidad, porque en buena medida pudiera ser que la propia seguridad de uno mismo y la de los suyos se halle en peligro.

«…lo que se está comprobando no es precisamente tranquilizador.»

Esto es lo que están haciendo muchos ciudadanos en todas partes, incluidos astrónomos y científicos “rebeldes”, y lo que se está comprobando no es precisamente tranquilizador. No quiero decir con ello, sin embargo, que con seguridad debamos temer una catástrofe planetaria, sino que no está de más que cada quien revise su situación, vea lo que le conviene, y que, por si acaso –que hombre precavido vale por dos y un cobarde sirve para dos guerras-, que no esté solo ese día y que vele, porque lo peor que le podría pasar si no sucediera nada es que habría tenido una fiesta familiar.

Las observaciones que cualquier ciudadano avisado puede realizar respecto de este asunto, son muchas y en muy distintos ámbitos. Más allá de que existen sobradas evidencias de las potencias, de forma extrañamente coordinada, han construido refugios a gran profundidad y, en algunos casos, del tamaño de pequeñas ciudades capaces de albergar a miles de personas por varios años, se da la sospechosa coincidencia de que la NASA ha puesto en marcha precisamente ahora alarmantes planes de supervivencia ante catástrofes, supuestamente para sus empleados, que las televisiones de algunos países están pidiendo en sus informativos (atención: informativos, digo) que es conveniente que la población se prepare ¡incluso con equipos electrógenos de emergencia!, o que el FEMA, el grupo de acción contra catástrofes de EEUU, ha construido numerosos campos de refugiados en su propio país con decenas de miles de plazas (aún vacíos) y se ha acopiado millones (420) de raciones de supervivencia.

«…las televisiones de algunos países están pidiendo en sus informativos que es conveniente que la población se prepare…»

A todo ello, a las maniobras altamente sospechosas como Eagle Horizont sobre un eventual hundimiento de toda cuenca del Mississippi desde Florida a los Grandes Lagos, hay que añadirle las supuestas maniobras militares Cocked Pistol que se desarrollarán a partir del próximo lunes en EEUU, para lo cual parece ser que
obligan a Obama y a su gobierno a permanecer en el superbunker de Denver, precisamente en las mismas fechas en que casi todos los parlamentos de las potencias y la ONU están de vacaciones, en que las grandes multinacionales hacen simposios en ciudades dotadas con estos bunker y que la ISS, la estación espacial, va a ser desalojada… porque no tienen suministros. Y todo, el mismo día en que se produce la alineación. No es que uno quiera ser conspiranoico, ¡caramba!, es que no le dejan muchas alternativas.

Desde esta columna he comentado alguna vez, refiriéndome a asuntos aparentemente más domésticos, que me parecía muy extraño que súbitamente, como obedeciendo una orden dimanada de algún grupo G-loquesea, se estableciera en todo Occidente un grupo de acción ante catástrofes bajo mando militar, y no potenciando a los Bomberos o a Protección Civil, tal y como ha sucedido con la UME en España. ¿Para qué la duplicación?… ¿Acaso para controlar un incendio forestal o una riada?… No parece que tal gasto esté justificado, como no parece estarlo el que mientras haya habido dinero nuestros cazas de combate hayan estado aparcados en las pistas militares por falta de combustible y que llevemos ya un par de semanas que no hay quien viva, si es que reside cerca de una base aérea. Lo mismo, exactamente que está pasando en muchos otros países, como EEUU, sin ir más lejos, donde han movilizado a tal cantidad de tropas y equipo y las han llevado hacia sus fronteras, que incluso en México se sospechan una invasión del norte del país. Y ello, sin contar con el absurdo repliegue de las tropas imperiales en Afganistán, Iraq, etc.

«…EEUU…han movilizado a tal cantidad de tropas y equipo y las han llevado hacia sus fronteras…»


Sin embargo, no es sólo en estos aspectos particularmente visibles donde se están apreciando conductas o fenómenos… extraños, digamos, sino también en otros órdenes más sutiles. Por ejemplo, desde hace un par de años se vienen produciendo unas aparente incomprensibles mortandades de especies animales muy específicas, como mirlo rojo, trucha, delfines, ballenas, pulpos, medusas, estrellas de mar y, en estos días pasados, casi setecientos millones de peces de piscifactoría y río en China. Nadie entiende muy bien el por qué, pero quizás la razón no esté muy lejos ni sea el ser humano muy ajeno a ella.

La resonancia Schumann es, por decirlo de una manera simple, la frecuencia de vibración, el latido del planeta, que tiene un valor estándar constante –desde que fuimos capaces de medirla- de 7,8 hz. Una frecuencia que es la misma a la que vibra nuestro cerebro, de modo que cualquier cosa que la interfiera, también lo hace a nuestro modo de pensar, en particular, y al conjunto de nuestra biología, en general. Una frecuencia que, curiosamente, en los últimos años ha subido hasta tener un valor de 12 hz, y sabemos que a los 13 hz se detiene y cae su valor a cero. Picos de esta variación pueden perfectamente afectar órganos vitales de algunas especies muy específicas, como muy bien sabemos por las armas de última generación, en que una emisión electromagnética de gran intensidad en la frecuencia de un órgano específico del cuerpo humano, puede colapsarlo y, en consecuencia y según el órgano de que se trate, producir la muerte por causas aparentemente naturales: el asesinato perfecto. Algo así, como lo que ha pasado con estas especies que han ido muriendo desde hace un par de años a esta parte, contabilizándose entre los cadáveres millones de individuos… ¡de la misma especie!: mirlo rojo en EEUU, pulpos en Portugal, estrellas de mar en Escocia, truchas en China…, etc. La cuestión, naturalmente, es: ¿qué está produciendo esta variación de la resonancia Schumann?… ¿Acaso Elenin, quizás la grieta oscura de la galaxia a la que nos estamos acercando…, o es tal vez otro cuerpo celeste de gran calado que nos han ocultado hasta ahora?…

En cualquier caso, la suma y añadido de todas las piezas de este mosaico no conforma un dibujo precisamente tranquilizador. Volviendo al tema de los bunkers subterráneos y a esos otros como La Cúpula del Fin del Mundo en que, contra toda lógica, las potencias guardaron en Noruega semillas de todas las especies vegetales del planeta y restos biológicos y de ADN de todas la especies vivas, esto puede tener una función no sólo para sobrevivir a una catástrofe cósmica, sino también a una catástrofe bien de la Tierra, como una guerra nuclear pactada –somos muchos y hay que eliminar a unos miles de millones-, como una guerra nuclear no pactada –el remedio mágico a las grandes crisis financieras, como bien sabemos por la I y II Guerras Mundiales-, e incluso a un potencial cambio del eje magnético de la Tierra, cosa que sucederá, o sí o sí, si llegamos a los fatídicos 13 hz de resonancia Schumann, deteniéndose en tal caso el giro del planeta (se ha calculado que durante al menos 72 horas), para comenzar a girar en sentido contrario al menos durante seis días y volver, por fin, a su giro normal, una vez estabilizada la nueva corriente del planeta y estabilizado el escudo electromagnético que nos protege de las radiaciones cósmicas.

«Un fenómeno este último de una envergadura tal que nada prácticamente sobreviviría a ello…»

Un fenómeno este último de una envergadura tal que nada prácticamente sobreviviría a ello, no sólo por las alteraciones geológicas y climáticas que conllevaría (terremotos de magnitudes inimaginables, licuefacción del suelo, aparición de volcanes por doquier, desbordamiento de los océanos, etc.), sino también porque durante las escasas 72 horas que estuviéramos sin la protección de nuestra magnetosfera, la incidencia de los rayos cósmicos en la superficie no sólo harían hervir los océanos, sino que matarían al instante cualquier cosa que tuviera vida, o la dejaría con tales lesiones que mejor sería que la matara.

Las opciones, como vemos, son muchas, y todas ellas tan malas que justifican sobradamente la alarma, habida cuenta del alcance de las consecuencias. No es pues, que algunos locos se hayan echado en brazos de cierto desvarío, por más que no falten nunca, sino que las evidencias apuntan a una situación, cuando menos, crítica. Y, como decía antes, si en el mejor de lo supuestos no pasara nada, mejor que mejor.

Hay todavía una opción más que, desde mi punto de vista, no es conveniente desdeñar: Nibiru. Desde que el 1982 fuera descubierto por la Iglesia Católica a través de su sonda Siloé, y en 1983 por la IRAS de la NASA, poco o nada se ha sabido de él a nivel público, más allá de que ha de ser lo bastante importante como para que la Iglesia construyera el observatorio VATT en Monte Grahan, el Army de EEUU hiciera lo propio con el de Infrarrojos de la Antártida y que no hace demasiado se haya lanzado la sonda infrarroja WISE. Ellos, los poderes, sin duda saben de qué va todo esto exactamente, pero jamás lo dirán si fuera algo que, según su particular punto de vista, no tiene remedio. Imaginen, por poner un caso, que tienen la certeza científica de que se avecina una catástrofe tal que no va a quedar nadie vivo, ¿qué harían?…: ¿darían una inútil alarma que sólo costaría vidas, violencia absurda y gratuita y un formidable caos, o por el contrario dejarían las cosas como están, salvarían lo que fuera posible salvar (La Cúpula del Fin del Mundo, bunkers subterráneos para poner a salvo el acervo de nuestra civilización y algunos humanos, etc.) y… que los demás murieran en paz porque no se puede hacer nada por ellos?…

«…en el caso de ser Elenin una falsa bandera que enmascaraba este otro cuerpo que ya estaba próximo…»

La cuestión de Nibiru es particularmente interesante por cuanto no sólo cubre todas las demás expectativas y justifica sobradamente todas las obras y construcciones faraónicas que el conjunto de las naciones ha puesto coordinadamente en planta, sino porque también satisface las causas por las que algunas especies mueren, las inclinaciones observadas en algunos astros vecinos (Saturno, la Luna –y la aparición de una atmósfera de nitrium-, desaparición del Cinturón Ecuatorial de Júpiter, etc.) y da razón de ser al propio cambio climático que estamos experimentando. Hemos de considerar que si Nibiru es tal y como le suponemos, y como le suponen nuestros recuerdos ancestrales y escritos, su campo electromagnético no sólo está ya afectando al de la Tierra y produciendo todos estos efectos, sino que es más que probable que, en el caso de ser Elenin una falsa bandera que enmascaraba este otro cuerpo que ya estaba próximo, en unos días más es posible que tengamos el dudoso privilegio de verlo en vivo y en directo, con todo su desolador esplendor. Veremos, y, en tal caso, comprobaremos si tantas profecías y advertencias de nuestros antecesores son para ahora o deben esperar todavía un poco.

No pretendo con este artículo crear ninguna clase de pánico, sino sólo hacer llegar una información que nadie difunde y apenas una voz de alerta –ni siquiera de alarma- sobre lo que pudiera pasar. En el caso terrible que sirviera para contribuir a proporcionar una sola brizna de esperanza, que es decir una opción de supervivencia (si es que llegáramos al peor escenario imaginable), me daría sobradamente por satisfecho.

Fuente: http://www.diariosigloxxi.com

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El cometa Elenin no destruirá la tierra

Se acerca a la Tierra a casi 90.000 km. por hora y su máxima aproximación a nuestro planeta se producirá el próximo 16 de octubre. Según algunos, sin embargo, varias semanas antes de ese día el cometa Elenin (cuya designación oficial es C/2010 X1) sembrará en nuestro mundo una oleada de muerte y destrucción como no se ha conocido hasta ahora. Erupciones masivas, grandes terremotos, tsunamis, tormentas solares catastróficas, inversión magnética de los polos y todo un rosario de desastres de una intensidad jamás vista por el hombre. Será entre el 26 y el 27 de este mismo mes de septiembre.

El motivo de tanta destrucción, según quienes alimentan la idea, sería que, precisamente durante esos días, el cometa estará alineado con la Tierra y el Sol. Lo cual, para entendernos, significa que se podría trazar una línea recta que tocara a la vez los tres cuerpos celestes. Y resulta las dos últimas veces que esa alineación se produjo coincidió con los terremotos de Chile (el 27 de febrero de 2010) y de Japón (el 11 de marzo de 2011).

Algunos «científicos» (entre ellos un tal Mensur Omerbashib) rizan el rizo y se afanan por completar esa lista de alineaciones astronómicas desastrosas. Y han encontrado que todas ellas, cuando se producen, coinciden con seismos de magnitud superior a 6.

Omerbashib sostiene que, a pesar de su reducido tamaño (en comparación con un planeta), el potencial destructivo de los cometas (y otros objetos celestes) cuando están alineados con otros mundos se debe a «un fenómeno de magnificación de la resonancia» que él mismo ha descrito y que ha llegado a presentar ante los expertos de la Universidad de Cornell. Sin mucho éxito, por cierto.

Para completar el panorama, otros han querido ver en este cometa a Niburu, el oscuro y desconocido «planeta X» del Sistema Solar, un mundo misterioso que sólo pasa cerca de nosotros cada muchos miles de años, causando inexorablemente grandes desastres y extinciones masivas. O afirman que, incluso, podría tratarse de una supuesta compañera estelar del Sol (una pequeña enana marrón) una estrella que no brilla (y que no se ha descubierto) pero cuya enorme masa, varias veces la de Júpiter, la convertiría en un auténtico heraldo de la destrucción.

Todo empezó hace unos meses, cuando un internauta, jugueteando con un programa didáctico del Jet Propulsion Laboratory, de la NASA, que permite trazar un esquema de las órbitas de los objetos y planetas conocidos, se fijó en que, precisamente en los días en que la posición del Elenin se alineaba con las de la Tierra y el Sol se produjeron los dos terremotos de Chile y Japón.

Durante la primera alineación (la del 27 de febrero de 2010) el Elenin se encontraba a unos 630 millones de km. de la Tierra. Durante la segunda (el 11 de marzo de este año), había reducido esa distancia a la mitad (cerca de 300 millones de km), lo que explicaría que el terremoto de Japón fuera mucho más destructivo que el de Chile.

 

Una llamada a la calma

¿Que será capaz de hacer el Elenin durante la siguiente alineación, la del 26- 27 de este mes, cuando solo esté a unos 50 millones de km de distancia? Con estas premisas y tal y como ha sucedido en otras ocasiones, la historia corrió como un reguero de pólvora a través de internet y las redes sociales. Y una nube de «expertos» se han ido sumando a los foros virtuales con nuevos datos y «cálculos científicos» que demuestran lo inevitable de la catástrofe.

A medida que pasan las semanas y el d»día D» se aproxima, las historias se multiplican y se mezclan unas con otras: La NASA sabe lo que va a suceder y lo oculta; varios astrónomos que querían revelar la verdad han muerto en un espacio de pocos días víctimas de una rara enfermedad; el cometa no es más que la avanzadilla de una invasión extraterrestre que se oculta tras su estela… Las hay para todos los gustos.

Ante esta situación, la NASA emitió a mediados de agosto un comunicado llamando a la calma y explicando que nada de eso va a suceder. El cometa sólo tiene 3,5 km. de diámetro y es demasiado insignificante como para alterar la órbita de un planeta o para remover las placas tectónicas de la Tierra y causar terremotos. Además, durante su máxima aproximación el Elenin estará a más de 35 millones de km. de distancia, 92 veces la que nos separa de la Luna y casi la misma que hay entre la Tierra y Venus.

Por no mencionar quel Elenin alcanzó el pasado 10 de septiembre su punto de mayor acercamiento al Sol (perihelio) y los científicos han constatado en los últimos días una rápida disminución de su brillo, lo que parece indicar que, consumido por la radiación solar, el cometa se está desintegrando. Por lo que éste será, casi con total seguridad, su último viaje alrededor del astro rey. Las imágenes junto a estas líneas muestran cómo se veía el cometa el pasado 29 de agosto y cómo, tras su perihelio, no se apreciaba rastro de él el 14 de septiembre.

Don Yeomans, uno de los pesos pesados de la agencia espacial norteamericana, fue el encargado de rebatir los argumentos de los apocalípticos y los desmontó uno por uno. «En comparación -llegó a decir el experto – mi coche ejerce una mayor influencia sobre las mareas del océano que el cometa Elenin». Pero nada de eso sirvió.

En un último intento por recuperar la cordura, la NASA colgó en Youtube un vídeo en el que David Morrison, otro de sus mejores investigadores, enviaba hace apenas un par de días un mensaje tranquilizador y explicaba, una vez más, que no existe razón para tanta alarma y que no hay forma alguna de que el Elenin tenga ni uno solo de esos efectos devastadores.

 

Más pequeño que Halley

En resumen, esto es lo que se sabe realmente del Elenin: Se trata de un cometa pequeño (mucho más pequeño que el famoso Halley, por ejemplo), y su núcleo tiene entre 3 y 4 km. de diámetro. Procede de la nube de Oort, una remota región en el extremo del Sistema Solar llena de resíduos de la época de su formación. Se trata de un cometa de periodo largo, es decir, con una órbita muy elíptica que le lleva a aproximarse al Sol una vez cada casi diez mil años.

El cometa se acercará hasta 35 millones de km. de la Tierra el próximo día 16 de octubre y será visible en el cielo durante unos días antes de esa fecha, como un pequeño punto brillante. Después, el Elenin, o lo que quede de él tras su cita con el Sol, se alejará para siempre hacia la región que le vio nacer.

Por supuesto, según explica Yeomans, “el cometa no encontrará cuerpos oscuros que podrían perturbar su órbita, ni nos va a influir de alguna manera aquí en la Tierra», y no existe forma alguna de que su paso pueda tener algún efecto medible en nuestro planeta.

En cuanto a las alineaciones con la Tierra y el Sol y su coincidencia con las fechas de los terremotos de Chile y Japón, tampoco son ciertas. Y es que los «científicos» que han estado jugando con el simulador de órbitas del JPL (arriba) no han tenido en cuenta el hecho de que en la pantalla de sus ordenadores todas las órbitas se ven en un mismo plano, mientras que en la realidad el Sistema Solar es un espacio tridimensional. Es decir, que bastaría con mirar esas alineaciones desde un punto de vista lateral para darse cuenta de que nunca han existido.

Y aunque efectivamente se hubieran producido, ninguna de ellas habría tenido modo de provocar una catástrofe. Sería como decir que un grano de arena ejerce la fuerza gravitatoria suficiente para alterar la trayectoria de un balón de baloncesto en pleno vuelo y a varios km. de distancia. O de causarle, desde allí, cualquier clase de desperfecto.

 

Fuente: ABC

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Expedición pone en la red las auroras boreales

Entre el 21 y el 29 de agosto, los aficionados podrán disfrutar del espectáculo único que son las auroras boreales sin necesidad de desplazarse hasta las cercanías del Polo Norte. Será posible gracias a las retransmisiones que podrán verse en el portal Sky-live.tv, coordinadas por el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias Miquel Serra-Ricart.

Como en anteriores ocasiones, coincidiendo con un aumento de la actividad, Ricart y otros investigadores han organizado la expedición Shelios 2011 hasta Groenlandia, dado que sólo cerca de los casquetes polares se pueden observar las cortinas luminosas de colores que se intensifican en esas fechas y que coinciden con un aumento de la actividad solar que produce las auroras y que alcanzará su máximo a comienzos de 2013.

Los expedicionarios han viajado hasta los alrededores del glaciar de Qaleraliq, desde donde cada día harán una conexión con el canal de internet desde las 3.30 a 3.45 horas (peninsular) en castellano y en inglés, dentro del proyecto Astronomía Ciudadana de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Su objetivo es fomentar las vocaciones científicas entre la juventud, utilizando para ello las nuevas tecnologías, que permiten ‘viajes virtuales’ como el que propone Shelios 2011.

Las auroras polares se producen cuando el viento solar, que son partículas muy energéticas originadas en la estrella, llegan a la atmósfera terrestre. Debido al campo magnético de la Tierra, sólo pueden penetrar por el Polo Norte (auroras boreales) y por el Polo Sur (auroras australes).

Al entrar, a una altura en la atmósfera de entre 100 y 400 kilómetros, este viento solar, compuestos principalmente por electrones, colisiona con átomos de oxígeno, dando luga a la emisión de luz de tonos verdosos, que es la más habitual en este fenomeno. En los máximos solares, aumenta este viento y, por tanto también el flujo de partículas que llegan y son dirigidas a los polos.

Tormentas de viento solar
Dado que el Polo Norte magnético no coincide con el geográfico, según Ricart el mejor lugar de observación de las auroras boreales estaría al norte de Canadá cerca de la isla Ellesmere, pero el sur de Groenlandia es una de las mejores plataformas de observación.

«Es conocido que durante el máximo solar ocurrido en el año 1989, con intensas tormentas solares, varias ciudades del norte de los Estados Unidos y Canadá tuvieron graves problemas en el suministro eléctrico. También varios satélites sufrieron anomalías temporales en el transcurso de las citadas tormentas», recuerda el investigador.

La relación entre la actividad solar y el clima terrestre es un tema fruto de un intenso debate en los últimos años. Algunos indicios apuntan que cuando la actividad solar es mínima la Tierra sufr en enfriamiento. Entre 1645 y 1715 se cree que existió un mínimo solar muy prolongado (el mínimo de Maunder) que provocó una pequeña edad de hielo en el planeta.

Fuente: El Mundo

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Edad de la Luna

La teoría más aceptada sobre la formación de la Luna dice que, en los orígenes del Sistema Solar, hace unos 4.500 millones de años, un objeto del tamaño de Marte colisionó contra la Tierra. A causa del impacto salió disparada una gran cantidad de escombros que finalmente se fusionó y formó nuestro satélite natural. Pero, ¿cuándo se produjo? Un equipo de investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en California, dependiente del Instituto Carnegie, una institución sin ánimo de lucro dedicada a la ciencia, considera que la Luna puede ser mucho más joven de lo que se creía hasta ahora. De esta forma, le atribuye 4.360 millones de años, más o menos 200 millones menos. Según el estudio, que aparece publicado en la revista Nature, o al satélite se le restan años o las teorías convencionales de su formación hacen aguas.

Los investigadores señalan que, después de la fusión de rocas que dio origen a la Luna, ésta se fue enfriando progresivamente, hasta que el magma se solidificó en diferentes composiciones minerales. Precisamente, el análisis de muestras de roca lunar que se cree que fueron derivadas a partir del magma original es lo que ha dado a los científicos una nueva estimación de la edad de la Luna.

De acuerdo con esta teoría de la formación lunar, un tipo de roca llamadaferroan anortosita (FAN), un silicato, es la más antigua de las rocas de la corteza de la Luna, pero los científicos han tenido dificultades para datar sus muestras. El equipo investigador utilizó nuevas técnicas más sofisticadas para determinar la edad de una muestra de FAN de la colección de rocas lunares del Centro Espacial Johnson de la NASA.

La Tierra y la Luna, al mismo tiempo
El equipo analizó los isótopos de los elementos de plomo y neodimio para situar la edad de la muestra de la roca en 4.360 millones de años, 200 millones de años después de la formación del Sistema Solar, y, por lo tanto, 200 millones de años menos de lo que hasta ahora se le atribuía a la Luna.

Esta edad es similar a la calculada para los minerales terrestres más antiguos, como el zircón del oeste de Australia, lo que sugiere que las capas más viejas de la Tierra y la Luna se formaron aproximadamente al mismo tiempo después del gran impacto.

«La extraordinaria juventud de esta muestra lunar también significa que o bien la Luna se solidificó mucho más tarde de lo que antes se estimaba o que necesitamos cambiar nuestra comprensión de su historia geoquímica», ha señalado Richard Carlson, de Instituto Carnegie.

Fuente ABC

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Según científicos los extraterrestres podrían destruir la humanidad

Aunque no se considera como la razón más importante para reducir la emisión de gases invernadero, una más podría ser para salvar a la humanidad de un ataque alienígena, afirman científicos.

Según científicos de la NASA y la Universidad Estatal de Pensilvania, desde lejos los extraterrestres podrían ver los cambios en la atmósfera de la Tierra como un síntoma de que la civilización está creciendo fuera y tomar medidas drásticas para evitar que nos convirtamos en una amenaza más seria.

Este escenario altamente especulativo es uno de los planteados por los científicos que, aunque es considerada poco probable, dicen que no podría descartarse del todo.

Shawn Domagal-Goldman de la División de Ciencias Planetarias de la NASA y sus colegas han compilado una lista de posibles resultados que podrían desarrollarse en las postrimerías de un encuentro cercano, para ayudar a la humanidad a «prepararse para el contacto real».

En su informe, analizan varios escenarios y dividen contactos extraterrestres en tres grandes categorías: beneficioso, neutral o perjudicial, informa The Guardian.

El encuentro beneficioso sería desde la mera detección de inteligencia extraterrestre (ETI), por ejemplo a través de la interceptación de las transmisiones alienígenas, y entrar en contacto para que nos ayudaran a avanzar en el conocimiento y resolver problemas globales como el hambre, la pobreza y la enfermedad.

Otro tipo de encuentro cercano puede ser menos gratificante y dejar gran parte de la sociedad humana indiferente hacia la vida ajena.

Según los científicos en ese escenario, los extraterrestres podrían invitar a la humanidad a unirse al «Club Galáctico» sólo para tomarlos en cuenta.

Los resultados más desagradables surgirían si los extraterrestres causaran un daño a la humanidad, aunque sea por accidente.

En ese panorama, los alienígenas llegarían a comer, esclavizar o atacar, el informe agrega que las personas también podrían sufrir de enfermedades transmitidas por los visitantes. En el peor de los casos, la humanidad podría desaparecer cuando una civilización más avanzada accidentalmente desatara una inteligencia artificial hostil, o llevara a cabo un experimento físico catastrófico.

A fin de reforzar las posibilidades de supervivencia de la humanidad, los investigadores llaman a la prudencia en el envío de señales en el espacio, y en particular a la transmisión de información acerca de nuestra constitución biológica, pues ello podría ser utilizado para la fabricación de armas de aniquilación humana.

Los autores advierten que los extraterrestres pueden resentirse con las civilizaciones que se expanden muy rápidamente, ya que estas pueden destruir la vida de otros a medida que crecen, al igual que los humanos han generado a la extinción de especies en la Tierra. En el escenario más extremo, los extranjeros pueden optar por destruir a la humanidad para proteger a otras civilizaciones.

Fuente: Excelsior