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Llamarada solar provocada por la mancha 1302

Se llama mancha solar 1302 y su tamaño es muchas veces mayor que el de nuestro planeta. Es tan grande que, con los equipos adecuados, un aficionado puede verla desde la Tierra al amanecer o al atardecer. No solo inquieta por sus dimensiones sino también por ser increíblemente activa y porque, a medida que el Sol rota, en los próximos días apuntará directamente hacia nosotros.

El Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA, una sonda que se dedica a seguir la actividad del Sol, detectó el 22 de septiembre y el pasado sábado 24 dos impresionantes destellos ultravioletas en el astro rey. Se trata de eyecciones de masa coronal de niveles de X1,9 y X1,4 respectivamente -la X es la categoría que señala a las más potentes- que nacieron en la mancha masiva 1302 y que se dirigen hacia la Tierra. De hecho, estas erupciones de alta energía ya se han hecho notar en forma de auroras boreales en el norte de Europa y todavía se esperan más efectos.

Pero las tormentas no se han quedado ahí. Ayer mismo, otro fuerte brote se produjo sobre las 14.15 hora peninsular española. El Laboratorio de Clima Espacial Goddard ha informado de una fuerte compresión en la magnetosfera de la Tierra. Las simulaciones indican que el plasma del viento solar ha penetrado cerca de la órbita geoestacionaria, la zona donde se encuentran los satélites, y, por lo tanto, estos artefactos espaciales podrían estar directamente expuestos al plasma del viento solar y los campos magnéticos.

El problema es que, lejos de aquietarse, la gigantesca mancha 1302 está creciendo y con el paso de los días apunta cada vez más directamente hacia la Tierra, al tiempo que el Sol rota. El fenómeno puede causar daños en nuestros sistema de satélites y comunicaciones, y en las redes de energía. Aunque estas eyecciones quizás solo provoquen un espectáculo en forma de hermosas auroras boreales en los polos, algunos medios rusos han informado de que la Agencia Federal de Energía Atómica (FAAE) ha enviado «avisos de emergencia» a todas las plantas nucleares de Rusia.

Fuente: ABC

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Un grito de Michael Jackson por el planeta tierra

Este vídeo corresponde el sencillo más exitoso de Michael Jackson en el Reino Unido, que no era ni «Billie Jean» o «Beat it», es la cancion ecológica «Earth Song», de 1996.

Las conversaciones sobre la deforestación, la sobrepesca y la contaminación, y por un pequeño detalle, tal vez usted nunca tendrá la oportunidad de verlo en la televisión.

El detalle: «Earth Song» nunca fue lanzada como sencillo en los Estados Unidos, históricamente el mayor contaminador del planeta. Así que la mayoría de nosotros nunca tuvo acceso al clip.

Filmada en África, la Amazonia, Croacia y Nueva York. Este video fue prohibido en USA durante largos años.

Video Subtitulado:

Texto: Sorisomail

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NASA capta cómo tormenta solar envuelve a la Tierra

Por primera vez, una nave captó cómo una tormenta solar envolvía a la Tierra. La misión Solar TErrestrial RElations Observatory (STEREO) de la agencia espacial estadounidense (NASA) siguió el recorrido de la explosión hasta su llegada a nuestro planeta, lo que dio nuevos datos que ayudarán a facilitar las predicciones climáticas en la Tierra y conocer mejor la evolución de las explosiones solares, que pueden dañar satélites y causar fallos en las comunicaciones.

La sonda captó la tormenta cuando se encontraba a más de 104 millones de kilómetros de la Tierra en 2008, pero el equipo de la misión se tomó más de tres años procesar los datos que había captado, informó la NASA.

Con la información que captó la nave científicos de la Universidad de Standford diseñaron un nuevo método para detectar las llamadas «eyecciones de masa coronal» (CMEs, por sus siglas en inglés) causantes de las auroras boreales pero también de las interrupciones en las comunicaciones.

«Hemos visto CME antes, pero nunca como estas. STEREO nos ha dado una nueva visión de las tormentas solares», dijo Lika Guhathakurta del programa científico de la misión de la NASA.

Siguiendo el rastro

Según el estudio publicado en la revista Science, estas erupciones solares emergen del interior del astro rey como fuertes campos magnéticos, estallan hacia la superficie y arrojan una enorme burbuja de plasma magnético, lo que provoca una onda que se expande hacia el Sistema Solar.

Los campos magnéticos que forman manchas solares son generados al menos 65 mil kilómetros por debajo de la superficie y calcularon que la velocidad en la que emergen, es de 0.3 a 0.6 kilómetros por segundo y provocan manchas solares uno o dos días después de ser inicialmente detectados, con lo que se podrán predecir cuando uno de estos fenómenos se acerque a la Tierra.

La NASA asegura que las CME son fáciles de ver al salir el Sol, pero la visibilidad se reduce rapidamente porque las nubes expanden al vacío. Cuando una CME cruza la órbita de Venus, que es un millón de veces menos brillante que la superficie de la Luna llena, se van haciendo menos visibles. Al llegar a la Tierra se vuelven casi transparentes, por lo que son imperceptibles.

«Hasta hace poco, la nave podía ver las CME hasta que estaban cerca del Sol. Mediante el cálculo de su velocidad estimábamos cuánto tardarían en llegar a la Tierra. La capacidad de seguir una nube continuamente desde el Sol hasta la Tierra, es una gran mejora. En el pasado en todas las predicciones existía una incertidumbre de una a cuatro horas, las animaciones que hemos visto hoy, podría reducir significativamente los márgenes de error», dijo Alysha Reinard del Centro de Predicciones del Clima Espacial (NOOA).

La existencia de las tormentas solares está documentada pero los científicos siguen indagando cómo detectarlas antes de que se formen para poder evitar sus consecuencias, ya que además de las comunicaciones estas eyecciones son peligrosas para los astronautas en el espacio y pueden provocar apagones eléctricos en la Tierra.

Las CME son nubes de millones de toneladas de plasma solar, lanzado por las explosiones de las erupciones solares. Al barrer el pasado de nuestro planeta pueden provocar auroras, tormentas de radiación y en casos extremos, los cortes de energía. El seguimiento de estas nubes y la predicción de su llegada es una parte importante de la predicción del clima espacial.

STEREO es una de las dos naves espaciales lanzadas en 2006 para observar la actividad solar, la otra es el Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO), misiones en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA).

Fuente: El Universal

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Especies que viven actualmente en la Tierra

Ocho millones, setecientas mil. Con un margen de error de «sólo» 1,3 millones. Es el nuevo cálculo del número de especies que viven actualmente en la Tierra. Se trata de la estimación más precisa jamás realizada. Hasta ahora, diversos estudios colocaban la cifra total en algún lugar indeterminado entre los tres y los cien millones de especies diferentes.

La nueva cifra acaba de ser anunciada por un equipo de investigadores del Censo de Vida Marina y se basa en una nueva técnica analítica que ha conseguido recortar de forma drástica las estimaciones anteriores. Del total anunciado, 6,5 millones de especies serían terrestres y unos 2,5 millones (cerca del 25%) marinas.

El estudio, que se publica en la revista PLos Biology, sostiene además que el 86% de las especies terrestres y el 91% de las marinas están aún a la espera de ser descubiertas, descritas y catalogadas. En efecto, el número total de especies descritas hasta ahora por la Ciencia ronda los 1,9 millones.

Para Camilo Mora, autor principal de la investigación, «la cuestión de cuántas especies existen ha intrigado a los científicos durante siglos y la respuesta, fruto de muchos estudios sobre su distribución y abundancia, es hoy particularmente importante debido a las actividades humanas y su influencia en el incremento de la tasa de extinciones. Muchas especies pueden desaparecer incluso antes de que lleguemos a conocer su existencia, su papel en los ecosistemas y su potencial contribución al bienestar del ser humano».

En palabras del coautor del estudio, Boris Worm, «si no conociéramos siquiera el orden de magnitud (¿Un millón? ¿Diez millones? ¿Cien millones?) del número de personas de un país, ¿cómo podríamos hacer planes para el futuro? Con la biodiversidad sucede lo mismo. La Humanidad se ha propuesto salvar a las especies de la extinción, pero hasta ahora teníamos una idea muy pobre de cuántas podía haber».

Como ejemplo, Worm se refiere a la Lista Roja de especies, recientemente actualizada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y que comprende un total de 59.508 especies, de las cuales 19.625 están seriamente amenazadas. Lo cual significa que este organismo internacional está monitorizando menos del 1% del total de las especies existentes.

Relaciones numéricas
Desde que el científico sueco Carlos Linneo publicara en 1758 el sistema (que aún se usa) para nombrar, clasificar y describir especies, cerca de 1,25 millones de ellas (un millón terrestres y 250.000 marinas) han sido descritas y han pasado a formar parte de las bases de datos de los científicos. A esta cifra es necesario añadir otras 700.000 que, a pesar de haber sido descubiertas, están aún pendientes de clasificación.

Hasta ahora, la estimación total del número de especies existentes se había basado en opiniones y especulaciones de diferentes expertos. Y las cifras, que no hay forma de comprobar, oscilaban entre los tres y los más de cien millones de especies diferentes.

Pero el doctor Mora y sus colegas han conseguido afinar ese número hasta los 8,7 millones a base de identificar diferentes patrones numéricos en el sistema de clasificación, que se basa en un sistema piramidal en el que las especies se juntan en géneros, los géneros en familias, las familias en órdenes, los órdenes en clases, las clases en filos, los filos en reinos y los reinos en dominios.

Así, analizando la distribución de las 1,25 millones de especies catalogadas hasta ahora, los investigadores descubrieron que entre ellas existen relaciones numéricas muy significativas.

En palabras de Sina Adi, uno de los autores del estudio, «descubrimos que utilizando estos números a partir de los grupos taxonómicos más altos (en la pirámide), podíamos predecir el número de especies. Nuestras conclusiones se ajustaron de forma muy precisa al número de especies que existen en una serie de grupos muy bien estudiados, como los mamíferos, los peces o las aves, lo cual nos dió una gran confianza en el método».

Los eucariontes
Al aplicar el sistema a los cinco reinos conocidos de eucariontes (el dominio que incluye a todos los organismos constituidos por células formadas por estructuras complejas en el interior de una membrana) los resultados fueron los siguientes:

1- 7,77 millones de especies de animales (de las cuales 953.434 han sido ya descritas y catalogadas).

2- 298.000 especies de plantas (de las cuales 215.644 han sido ya descritas y catalogadas).

3- 611.000 especies de hongos (de las cuales 43.271 han sido ya descritas y catalogadas).

4- 36.000 especies de protozoos (de las cuales 8.118 han sido ya descritas y catalogadas).

5- 27.500 especies de chromista (de las cuales 13.033 han sido ya descritas y catalogadas).

El total arroja 8,74 millones de especies eukariotas en la Tierra.

Los investigadores aseguran que, a medida que se vayan catalogando nuevas especies, su método irá proporcionando estimaciones cada vez más precisas.

Lo cual, por cierto, no será una tarea facil. De hecho, y basándose en los costes y técnicas actuales de clasificación, el estudio considera que para identificar y catalogar todas las especies que faltan serán necesarios unos 1.200 años de trabajo de más de 300.000 taxonomistas, con un coste aproximado de 364.000 millones de dólares. Una tarea ingente que, sin embargo, se verá facilitada por las nuevas técnicas de identificación genética, que reducen considerablemente tanto los costes como el tiempo necesario para la identificación de una nueva especie.

«Con el reloj de la extinción de muchas especies en marcha -concluye Camilo Mora- creo que acelerar el inventario de las especies de la Tierra es una tarea que merece ser prioritaria para los científicos y para la sociedad en general».

Fuente: ABC

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Según científicos los extraterrestres podrían destruir la humanidad

Aunque no se considera como la razón más importante para reducir la emisión de gases invernadero, una más podría ser para salvar a la humanidad de un ataque alienígena, afirman científicos.

Según científicos de la NASA y la Universidad Estatal de Pensilvania, desde lejos los extraterrestres podrían ver los cambios en la atmósfera de la Tierra como un síntoma de que la civilización está creciendo fuera y tomar medidas drásticas para evitar que nos convirtamos en una amenaza más seria.

Este escenario altamente especulativo es uno de los planteados por los científicos que, aunque es considerada poco probable, dicen que no podría descartarse del todo.

Shawn Domagal-Goldman de la División de Ciencias Planetarias de la NASA y sus colegas han compilado una lista de posibles resultados que podrían desarrollarse en las postrimerías de un encuentro cercano, para ayudar a la humanidad a «prepararse para el contacto real».

En su informe, analizan varios escenarios y dividen contactos extraterrestres en tres grandes categorías: beneficioso, neutral o perjudicial, informa The Guardian.

El encuentro beneficioso sería desde la mera detección de inteligencia extraterrestre (ETI), por ejemplo a través de la interceptación de las transmisiones alienígenas, y entrar en contacto para que nos ayudaran a avanzar en el conocimiento y resolver problemas globales como el hambre, la pobreza y la enfermedad.

Otro tipo de encuentro cercano puede ser menos gratificante y dejar gran parte de la sociedad humana indiferente hacia la vida ajena.

Según los científicos en ese escenario, los extraterrestres podrían invitar a la humanidad a unirse al «Club Galáctico» sólo para tomarlos en cuenta.

Los resultados más desagradables surgirían si los extraterrestres causaran un daño a la humanidad, aunque sea por accidente.

En ese panorama, los alienígenas llegarían a comer, esclavizar o atacar, el informe agrega que las personas también podrían sufrir de enfermedades transmitidas por los visitantes. En el peor de los casos, la humanidad podría desaparecer cuando una civilización más avanzada accidentalmente desatara una inteligencia artificial hostil, o llevara a cabo un experimento físico catastrófico.

A fin de reforzar las posibilidades de supervivencia de la humanidad, los investigadores llaman a la prudencia en el envío de señales en el espacio, y en particular a la transmisión de información acerca de nuestra constitución biológica, pues ello podría ser utilizado para la fabricación de armas de aniquilación humana.

Los autores advierten que los extraterrestres pueden resentirse con las civilizaciones que se expanden muy rápidamente, ya que estas pueden destruir la vida de otros a medida que crecen, al igual que los humanos han generado a la extinción de especies en la Tierra. En el escenario más extremo, los extranjeros pueden optar por destruir a la humanidad para proteger a otras civilizaciones.

Fuente: Excelsior